https://www.amazon.es/dp/1659410592
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Después de pasar a tu lado
a menudo, sin darme cuenta,
voy al norte obediente
de un compromiso,
a dejarme llevar adormilado,
quince estaciones en total.
A levantar la casa y tus deseos,
a replantar el césped
y ponerlo a crecer,
si me apuras, al dos por treinta
del ajetreo diario.
Dentro de la pecera
tenemos cantos y colores,
que nadan confidentes,
que salen a las seis
y vuelven a las ocho,
cansados muy cansados
de mover y mover a babor y estribor
sus gastadas aletas
o brazos que ayer me acogieron.
Mientras no cueste la luz de los ojos
siempre habrá quién restaure
a cualquier precio la conciencia
y los cuadros de Claude Monet
y vírgenes que inciten
a poner en la bolsa de la compra
una o dos inquietudes,
siempre habrá quién trabaje de mecánico
ensamblando las piezas de los tanques
que nos pisan tres o cuatro principios.
Siempre habrá desmemoria
y atardeceres en las manos
izquierdas y derechas,
y movimientos a favor o en contra
de quedarse, salir o entrar.
Aunque sólo se fumen
al pie de los semáforos
esa última colilla
de insectos y amapolas,
¿te has dado cuenta como se detienen
y miran y contemplan nuestra tumba?