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domingo, 13 de octubre de 2019

"Desde el fondo del verso" ACUMULACIÓN, AMONTONAMIENTO, SINATROÍSMO O CONGERIES

Fray Luis de Granada en “Los seis libros de la rhetórica eclesiástica o de la manera de predicar” titula el capítulo referente a esta figura, como: DEL SINATROÍSMO O AMONTONAMIENTO. pág. 343 Cap. XII. Y en él nos dice que: “Sinatroísmo, en latín congeries y en español amontonamiento es una agregación o amontonamiento, de muchas cosas, de que solemos usar principalmente, quando ponderamos y amplificamos los asuntos” Sí, he de afirmar que, a mí, particularmente, me gusta el amontonamiento de la luz desordenada, pero siempre muy limpia, como esa, la que llega en las tardes tranquilas hasta ti. Y es que, hay demasiados instantes en los cuales el sinatroísmo me desborda, me aplasta y me asfixia, lo mismo que ocurre cuando, inocente, Maripili comparte su lengua con la mía; como sucede, en ocasiones, con el zumo de limón y sus descuidos, igual o lo mismo que cuando nos entregan los resultados de las analíticas, esas largas listas donde todos vemos como se marcan con asterisco aquellas negruras que bien debiéramos iluminar.

Y no, ¡qué va!, las huellas de los ángeles invasores, los que vienen por los senderos psíquicos que nos marca el sinatroísmo, no tienen vergüenza; y yo tampoco, ¡ya lo digo!, puesto que nos llegan y llego nombrando una serie de meticulosidades, y de formas y de ideas, y de palabras, y de frases relacionadas entre sí, como si no tuviesen que despertar nunca. Todas agolpándose más que nada, y, sobre todo, a los costados de la insatisfacción de sus significaciones, esas que, sin llegar a salirse de los círculos del amor de los signos conocidos, ni llegar a entrar en las preocupaciones populares donde se restriegan y se amasan y viven en su casa de alquiler, nos impresionan. Sí, nos impresionan sin despeinarse, ni por un momento, ni por Dios, ni por los hombres, ni por las bestias, ni por nada de nada, ni por nadie que resulte afectado: ni en su bolsillo, ni en su salud, ni en su entrepierna, ni en el sueño, ni en su honestidad. Así, mientras afuera se van sucediendo los desprendimientos de este siglo XXI, aquí dentro, todo se dispone a la interpretación de una manera peculiar, solo para impresionarnos.

Sí, así, de esta manera, o de otras tantas como se podrían nombrar; las maravillas que proponen los juegos retóricos de la acumulación, o del amontonamiento, o del sinatroísmo, o de la "congeries" que, para el caso, a la hora de jugar a escondernos, todo viene a ser lo mismo; pues consiste todo en ir desfogándose al ritmo de los contoneos de las serpientes de la India, o del Pakistán insumiso. Todo consiste en amplificar los instantes ancianos en sus noches de amor; en consolidar cualquiera de las posibles traiciones, las necesarias, las que, como creadoras de musicalidades, meditativamente lentas, nos llegan, y nos llegan, y nos calan.

Porque sí, ya os lo digo, la "congeries" es un engaño manifiesto que, ordenando argumentos semejantes o delincuentes o partidarios, unos después de otros, pretendió destruir las expectativas colectivas del discurso y enviarlas a la tierra con la que se crearon sus esfinges, aislando, acaso sus valores socialmente ilógicos, pretendiendo, quizá inventar una cura que contrarrestase su dislocada toxicidad con el entorno. Sí la "congeries" vino para ir amontonando en los discursos-poemas, observaciones racionales o irracionales que nos rompan, de dos a tres promesas, capaces, sin ruborizarse, de abrir en las mentes lectoras otras posibilidades, otras fascinaciones, otros entendimientos que, por esto o aquello, casi nunca se cumplen.

 Acumular es un vicio excesivamente humano, un acontecimiento que nos viene de ayer o de nunca, a sonrojar o vender el maquillaje con el que se disimulan, simplemente los abismos de alguna profunda seducción. Todos, todos los abismos o huecos o grietas en las que acumulamos intenciones, desarreglos, desajustes, descalabros, y por raro que pueda parecer, también acumulamos esperanzas. Y días, y días rojos, y días negros de calendario, como si ese mañana del que siempre nos hablaron, ya estuviese aquí para viajar igual que viajan, a la luz de la primera clase, algunas de las viejas damas, esas que todavía se sientan virginales al tiempo.

 El sinatroísmo, reconciliándose con las distancias, del hombre o la mujer que, las toma, de su mano, que las toma, como referencia hasta aliviar las geometrías de todos sus espíritus; nos sonríe semánticamente, transgrediendo, eso sí, todas las estratagemas universales de nuestra moralidad.

¡Sí! ¡No, qué va, no lo pienso negar! Amontonar es juntar y rejuntar, y añadir y añadir elementos relacionados con el conjunto de las ideas, esas que amplían los límites estilísticos hasta encontrar entre todas las añadiduras, la disculpa adecuada para aceptar esa invitación personal que nos envían, por mensajero urgente, los universos de algunos dioses, esos dioses que pensaron que podía ser interesante, nuestra asistencia a la fiesta, sinvergüenzas de las sociedades a desarrollar, y a levantar montañas. Amontonar todas esas representaciones o métodos o estancias en las que, posiblemente cayeron sus antecedentes primigenios: la necesidad y la miseria. O las amistades. O la enemistad. O vete tú a saber ¿quién podría negar o afirmar cuantos destellos de animación se nos amontonaron?


Nada me afecta ni me asusta ni me molesta ni me impresiona,
nada me asombra ni me ofende ni me preocupa ni me divierte,
nada me perjudica, nada, ni la distancia ni tu olvido
ni Madrid ni Chicago ni el aire ni la luz
ni los niños ni los ancianos ni el mapa de los mapas
de Sevilla, de Burgos, de Soria, de Plasencia,
ni el monte ni el mar ni el desierto,
nada me contamina, nada, nada, ni; por supuesto,
tu transigencia a mis destinos, a esta realidad que duele tanto,
que apenas deja sitio en la cabeza para encontrarse
cuando se trata de estar junto a ti,
junto a ese aliento pájaro donde se cumple la palabra.
La inaugural razón de la palabra.
 
                      Mouchauser Rimbou            
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viernes, 11 de octubre de 2019

TOMA ESTE SUEÑO





(...)
Toma este sueño inventor de paisajes,
de palabras de cosas que acuden a mí.
De números sobre el cristal del poema
sin memoria de nada.


CONSONANCIAS DE LA VOZ




Puedo ser, esa mano abierta
a todos los colores de la tarde,
esa brisa en ti o en tu memoria
doblemente saciada.

Como se crea un instante,
puedo crear tu dominio imperceptible,
aquí donde concluye el verso.

Puedo mirar al aire.
Puedo sentir como es el aire
que dibuja tu nombre. Evanescente,
con la única intención de modelar
ese te quiero que crea un mundo
y lo mantiene entre mis labios.

No habito en el olvido.
Caí de la pluma a borbotones:
silueta de una mancha extensísima
sobre un silencio irreverente.
Caí de lo oscuro de la voz,
de un vuelo consonante
al otro lado del teléfono.


Y NADIE ME CONTESTA

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Llamo a la gente
y nadie me contesta.

Recientemente muero azul amargo
y rojo y verde y caradura,
humilde caballero
a puerta fría,
haciendo telemarketing
para vender mis huesos
a la beneficencia.

Llamo a mi casa.
Llamo a mi corazón.
Me llamo para ver si aún tengo línea
y nunca me descuelgo.

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jueves, 10 de octubre de 2019

La calle es como el verso impredecible "Consonancias de la voz"



La calle es otro mundo en la ventana.
En las cosas es otra resonancia.
Entre los hombres, otra intimidad.
Todo un principio en otra vuelta.
Esa impresión aromática de una sombra,
una sombra que siempre, siempre vuelve
después de amanecer removiendo claridades
en los fondos inquietos del armario.
La calle es como el verso impredecible.





MADRE de "Notateti"




MADRE

Despierta, sí despierta
y patalea dentro de mí.
Algo hermoso sucede,
hijo, cada mañana.

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jueves, 3 de octubre de 2019

RESEÑA a: Cuando se lanzan los cuerpos desde la terraza. Para ver qué sucede. Por Mentodicles Redimo




         La verdad Pepa, es que, sin discusiones posibles, debo darte la razón y confesarte y confesarme, a pie juntillas que, un "pelín" complicado puede ser que sí que sea la poesía de Maximiano. No, no. ¡Qué narices! Un "pelín" no, ¡qué va! Maximiano Revilla es para las mentes de hoy en día, vamos a ver, ¡por supuesto!, tanto por su disparatada originalidad como por su imaginación e innovación desbordante, muy complicado; llegando a resultar ser estos versos gourmet el motivo por el cual su poesía es a la vez, tan atractiva y sorprendente, como denostada y desechable. Sí, digo y confirmo que lo es también, por su personaje sufrible, ese que se abandona al poema de imágenes nuevas, el que se rompe en tus labios y le rompen los labios para crear todos los días, aquel o este mundo imposible que nunca antes apareció en los mapas del verso, este que se presenta, la mayoría de las veces, controlable, aunque, en muchas otras, admito que, sobre todo, para aquellos que le han transitado poco, y quizá por tener el paladar adaptado a las malas imitaciones, puede resultarles insoportable, puede que se les vayan, por otras historias, las neuronas, puede que les patinen los cojinetes, que tropiecen y les sea imposible llegar a tocar o sentir los inmensos universos por descubrir en estos diminutos instantes, en estos que vienen de la mente o de la tierra de Cuando se lanzan los cuerpos desde la terraza. Para ver qué sucede, estos en los que solo queda la impostura del qué dirán, esa trae la satisfacción o insatisfacción de, apoltronándose en el sofá, dirimir y dejarse convencer o maldecir, por nuestro encuentro. 

        Cuando se lanzan los cuerpos desde la terraza. Para ver qué sucede, quiere asomarse a los misterios de otras luminiscencias, presentar de forma diferente todas sus actualizaciones, despertar a uno o dos del sueños, y, por raro que parezca, llevarlo de la mano de los mundos, nunca antes vistos, hasta la plena visión del gozo; y todo ello, siempre resolviéndose o queriendo resolverse al caer la tarde-noche, sobre las caravanas de mosquitos que se atascan en la autopista por la que, tras las horas de trabajo, llegan a casa y se saludan nada más que con monosílabos.

        Cuando se lanzan los cuerpos desde la terraza. Para ver qué sucede, solo pretende asaltar en pleno siglo XXI, los conglomerados emocionales de un aquí personal y un ahora colectivo; solo intenta: sutil o abofeteándose el alma, espolvorear de primaveras y veranos otras energías que luzcan desde un otoño o desde un invierno todas sus diferencias, y que cuando se entremezclen en el tiempo, si se alinean bien, puedan sortear todos los embargos impuestos a distintas inmolaciones, saciar de inquietudes, ese espíritu que se mutila mientras se esconde en paraísos fiscales, nacer y armonizar con cada uno de tus difíciles momentos, todos sus momentos y todos tus momentos. Sí, Cuando se lanzan los cuerpos desde la terraza. Para ver qué sucede, dicen que no es fácil, –¡vaya perogrullada!– que es emocionalmente cruel, que os pierde por los laberintos de su pertinente sensiblería, y que, por raro que parezca, lo cuanta todo de otra forma distinta a la que vosotros conocéis.

                                                                                                 Mentodicles Redimo

miércoles, 17 de julio de 2019

LV; LVI. Polifemo y Galetea

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LV

En tablas dividida, rica nave
besó la playa miserablemente,
de cuantas vomitó, riquezas, grave,                                                    435
por las bocas del Nilo el Orïente.
Yugo(49) aquel día, y yugo bien süave,
del fiero mar a la sañuda(50) frente
imponiéndole estaba, si no al viento,
dulcísimas coyundas(51) mi instrumento.                                            440    



(49) Yugo. El instrumento de madera con que se uncen los animales para el trabajo
(50) Sañuda. (Persona) Que actúa con saña o que es muy propenso a ella
(51) Coyundas 1. f. Correa fuerte y ancha , o soga de cáñamo , con que se uncen los bueyes .
La diéresis ¨ se coloca en poesía sobre la primera vocal del diptongo para
indicar que las vocales que lo componen deben pronunciarse en sílabas distintas;
así, la palabra a la que afecta y, en consecuencia, el verso en que aparece  cuentan
con una silaba más a efectos métricos





LVI

Cuando, entre globos de agua, entregar veo
a las arenas ligurina(52) haya,
en cajas los aromas del Sabeo,(53)
en cofres las riquezas de Cambaya: (54)
delicias de aquel mundo, ya trofeo                                                     445
de Escila,(55) que, ostentado en nuestra playa,
lastimoso despojo fue dos días
a las que esta montaña engendra arpías.(56)



(52) Lingurina. Región de Italia donde está Génova
(53) Saba era una región de Arabia. El árbol sabeo es la mirra.
(54) Cambaya era una ciudad de la India famosa por sus artesanos que trabajaban piedras preciosas.
(55) Escila era un escollo del golfo de Mesina, en Sicilia, famoso en la antigüedad por provocar naufragios. Toma su nombre de una ninfa marina a la que Circe transformó en un monstruo.  Horrorizada de ella misma, se tiró al mar junto a la citada roca.
(56) Las arpías eran unas aves con cara de mujer, con fama de codiciosas.