LOS
LABIOS DEL DISCURSO
Hubiésemos
podido coincidir
en cualquier juego de ambigüedades,
en cualquier escalera, en cualquier autobús,
en las playas al sol del infortunio,
en los vértices ebrios de la casualidad.
En
los impulsos de la noche:
dos cuerpos, dos excusas, dos latidos,
remolinos del aire en las esquinas,
en las líneas del pliegue pálido de la ausencia,
en esas luces duendes de alguna pedrería
aún por descubrir hoy para mañana
en el calidoscopio amanecer de los sueños.
Frente
a frente, el beso amor
que abre los labios del discurso.
Hubiésemos
podido coincidir
como invitados en la misma fiesta,
al atardecer que seca los labios
de todos los colores que huelen a despedida.
en cualquier juego de ambigüedades,
en cualquier escalera, en cualquier autobús,
en las playas al sol del infortunio,
en los vértices ebrios de la casualidad.
dos cuerpos, dos excusas, dos latidos,
remolinos del aire en las esquinas,
en las líneas del pliegue pálido de la ausencia,
en esas luces duendes de alguna pedrería
aún por descubrir hoy para mañana
en el calidoscopio amanecer de los sueños.
que abre los labios del discurso.
como invitados en la misma fiesta,
al atardecer que seca los labios
de todos los colores que huelen a despedida.