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viernes, 29 de noviembre de 2013

UNA BARBIE CUALQUIERA



Maripolius pone el color al poema

Tierra no, aún no me tragues,
que te acuno atrevido en primera persona
igual que a las mascotas de Neruda,
de Borges, de Laureano, de Mestre o de Aleixandre,
antes de enmudecer, después de los disparos,
cuando vuelven y eclipsan
con el vuelo de su falda mí memoria.

Sí, déjame saber
mientras se cierran
ceremoniosamente
para que nadie se haga daño
los párpados y las estancias,
como es que todo, en alguna ocasión
nos empuja y nos rompe.

Tú, transformada en sueño y disparate
lanzas besos que nos cosen con fuerza
a una noche Lolita en la batalla,
taponas las heridas
que gotean del techo de esa noche
del hacha que nos niega mucho,
en muchas circunstancias
de la espada con su punto y destino.

No tierra, no me tragues, que aún
no me atrevo a mirar
en pie, delante de la tele,
como se fue muriendo al gris,
al gris y al blanco-negro tahúr
de las nubes marcadas,
toda esa sucesión de mundos,
mundos y signos de constelaciones,
mecidas por la historia
de una Barbie cualquiera.

Sí, déjame saber

Este era un poema con dedicatoria, pero para que no se avergüencen o endiosen los receptores de la misma, no la he puesto. Pienso que ellos saben quienes son y cuanto es mi agradecimiento. Gracias

sábado, 16 de noviembre de 2013

Hipérbaton DESDE EL FONDO DEL VERSO



El hipérbaton, es meteórico, trastabillante, quebrantador. Es el recurso sintáctico que por su eficacia rítmica, se utiliza para resaltar las ideas y palabras, dotando así a la expresión de una sorprendente agilidad y un dinamismo que rompe por si solo con todas las rutinas, es la figura que se produce cuando variamos en el verso la disposición lógica de alguno de sus componentes. (Nombre, adjetivo, verbo, complementos, puntuaciones) entendiéndose como disposición lógica, esa que marcan las relaciones gramaticales.

El hipérbaton, como destructor consciente de esa disposición lógica o de ese orden normal que reflejan los matrimonios gramaticales, es juvenil, efervescente, inesperado, viste de fiesta la calle de las monotonías, despierta admiraciones insospechadas, vive sin ninguna clase de compromisos ni obligaciones. Cuando se encuentra pleno de facultades, puede elevarse desde las aceras más sucias, hasta la puerta de los palacios donde es recibido como el héroe de la contienda. El hipérbaton no tiene madre, ni padre; viene inesperado de la nada y va como si fuese un saltimbanquin del sonido y las miserias de todos los días, hacia la luz de los mundos. Es su libertad de movimiento la que nos produce un efecto enfático que nos obliga a seguir hasta visualizar el final de cualquiera de los acontecimientos que por una u otra causa se han desarrollado con anterioridad. Hay muchas veces que estos finales solo están en la mente lectora, en el recreo de la vista desde los balcones del camino, en la satisfacción que proporciona la película mientras vamos llegando a ocupar ese asiento que desde siempre nos fue reservado

Nace en los desvíos de las construcciones sintácticas y es desde la perturbación de éstas, desde donde mejor se desarrolla. Sí, es verdad que en ocasiones nos toca de pleno el corazón y nos hunde hasta los abismos de la duda, pero eso no impide que nos reencontremos justo en ese instante en el que se rozan; la desesperación con el milagro, y así, para causar este efecto el poeta se apoya en los enlaces sonoros encargados de ir trasladando el mensaje hasta el final,

El hipérbaton por esa alteración de ciertas funciones gramaticales de las que hace gala: separación de nombre y adjetivo, anteposición del verbo al sujeto, distribución anárquica del contenido, impide reconocer los vínculos que unen unas palabras con otras, así como la función que desempeñan dentro del conjunto, creando un campo de atracción de acuerdo con sus semejanzas y diferencias fónicas y semánticas de las que emerge un sentido denso y difuso a un tiempo, que favorece la ambigüedad y fortalece la imaginación

Un monte era de miembros eminentes
Góngora

El hipérbaton es el recurso poético que permite por su ritmo machacón, acoplar al poema palabras y frases que de otra manera nos estarían vedadas, siendo el único que debilitando la síntesis, descontextualiza el lenguaje para que el lector intervenga activamente en la composición del poema.

El hipérbaton al no obedecer a las leyes lógicas del lenguaje, en ocasiones suprime elementos para conseguir una especie de instantáneas superpuestas que perturban o desvían la construcción sintáctica, llegando en algunas ocasiones los poetas de hoy, a prescindir incluso de la sintaxis, distribuyendo libremente las palabras por las páginas, prescindiendo incluso de la linealidad que la condición oral del lenguaje impone.


Es tuyo el resplandor
de una tarde perpetua.
¡Qué cerrado equilibrio
dorado, qué alameda
Jorge Guillen

Hipérbaton alejado en distinto verso.

Mira el incendio de esa nube grana,
y aquella estrella en el azul, esposa
Antonio Machado


Del salón en el ángulo oscuro

G. A. Bécquer

Anteponer una palabra  modificando  su posición natural, al principio o al final de un verso, por ser estos, los lugares más relevantes de la composición, produce un notable efecto enfático, capaz de enganchar al lector, en muchas ocasiones de una manera enfermiza.

El hipérbaton, por tener esa facultad de producir una distensión, un ir hacia delante, un alargamiento, una prolongación del verso hasta el infinito, es femenino, totalmente consciente de su necesidad

lunes, 11 de noviembre de 2013

NUNCA SE CIERRAN EN CASA LAS PUERTAS



Para vivir, si lo deseas ven, ven a mi casa
antes de que me tiente la sombra del egoísmo
o la suciedad borre la vereda de las baldosas
o algo de un dos mil trece enamorado
me incapacite y no sepa quien eres.

Me acabo de dar cuenta de todo lo que nunca
podrá ser compartido: los hechos de los hijos
descendientes de los abuelos recolectores,
recuerdos y recuerdos que, sin lugar a dudas,
se nos vendrán de golpe encima.

Polvo y más polvo. Y polvo de albañiles en la reforma de cualquier cabeza. Electricidad y fontanería, alicatados de cocina y baño, pintura en las paredes y tarima en los suelos. Vamos, algo sencillo, similar al sombrero de Ascot. Polvo mucho después de que nos descubriese la luna sus metáforas. Esas, esas, las que nos cuentan todo aquello que nunca fuimos.

Sal en la estación de los amaneceres blancos.
en Núñez de Balboa, en las fotografías
turbulentas del hombre y sus recuerdos,
en la excusa de las casualidades dormidas.
Sal, sal de apostolado y guitarra
al invierno de las aceras.

Ignora si está mi luz
de vacaciones,
si estoy o no jugueteando
con tu brisa de alcoba,
con la espuma de la marea
encendida o apagada.

Cruza la calle y toca:
húmedo enero, húmeda luna
que nos descubre humildes
creando ilusiones,
con ese corazón creyente
de las niñas creciendo,
toca que te abro.

La infancia es una mariposa, hoy posándose allí, en aquel mirador al que nuestras pupilas ya no alcanzan.

Podría preparar si vienes,
un sándwich de tortilla con chorizo
y de paso pedir
una cita muy rápida
con cualquier oftalmólogo.
Mi cuerpo aunque no lo parezca
pesa setenta y cinco kilos
y mido, uno sesenta.

martes, 5 de noviembre de 2013

ESTOS SON MIS DERECHOS



Después de matar a los hombres
y aceptar la idea de no envejecer juntos:
animal, vegetal o piedra,
dejaré en sus conciencias
mi máscara y mi voz, las muchas tonterías
de los diseñadores griegos,
los ritmos de la sangre milenaria,
la ingenua perversión,
de las cosas que nunca se detienen.

He oído que se consumen alimentos
otra vez a la luz de las fogatas,
que al identificarnos con nuestros apellidos,
desapareció la antigua violencia,
que hoy como clase teórica
se imparte en los museos
cual, es la mejor forma de vivir.

Mañana es mi cumpleaños.
Exactamente ciento cinco
rincones por barrer del siguiente episodio

Las curvaturas de mis ojos
son un lugar bonito para, mientras me afeito,
poner alguna tienda, algún negocio
de compraventa de comestibles y preguntas.

Como crítica o elogio de mi modus vivendis
debería volver a la casa del cura,
gallego en sus orígenes, cubano de adopción
a escuchar estos poemas de varios universos,
en Madrid hacia el dos mil trece,
dónde puedo llorar y envolver cada lágrima,
mientras caen, gota a gota,
acaso de manera intempestiva,
aquellas inquietudes
que tan exactamente se describen,
en los papeles de arroz del colegio,
en las escenas de los teatros chinos
empapados de luna, en las comisarías.

Os pienso apuntalar con gominolas.