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viernes, 31 de agosto de 2012

NOTATETI





Me pongo los zapatos y el sombrero,
acaso, y tú lo sabes, demasiado festivo
como para salir a despistar las sombras
de las borracherias que me llaman.

Sus camareras
cortan limones,
y los cuchillos
sus culpabilidades.

Siempre me impresionaron
las pupilas de abstemia
detrás del altar del licor.

miércoles, 29 de agosto de 2012

COMIENZO




Tuve dieciséis años
en la prehistoria de las cosas,
y ahora que cumplo sesenta y uno
con los ojos eternamente abiertos
guardo aquí en mi cabeza sus detalles:
las caricias del agua mientras fui nadador
tus labios con las gotas de la última sequía.
En los costados de esta noche, noche
al bullicio de tus caderas,
ese regusto de lo nuevo
a nueva juventud.
Tuve dieciséis años
y todavía van conmigo.

martes, 14 de agosto de 2012

EN TU ESPALDA





Pintura de Carmen Santiago Castaño Sutil desnudo Oleo sobre lienzo 1x60


Existes. Sí, yo sé que existes.
Mides solo unos centímetros
de salvaje incertidumbre.

En este mundo mío
de estrellas pequeñitas
que van al vertedero,
de bosques comentados
por cualquier primavera
saturada de dioses,
la sonrisa del mar
que pasea sin luz el purgatorio,
se refleja en tu espalda.

Me alimento de citas y discordias
de batallas en el abismo
del que salió la arcilla
de la que tú estas hecha.

Mientras desaparecen
rápidamente de la mesa
los platos de espagueti,
seguro que alguien
tirado por el suelo,
proclama el mal olor
de las retrospectivas,
de un cuerpo moribundo
y un párpado sin traje
entre agosto y septiembre,
doce horas de trabajo al día.

¿Cuanto descuento tiene
una vez cada nunca
la sonrisa de Dios
a la vejez de esta noche festiva?

martes, 7 de agosto de 2012

CATILINARIAS





No es extraño que me persigan.
Mis ojos lo ven todo con ese desencanto
que les viene mordido a las historias del ayer.
Mi dedo les señala, mi voz se lo recuerda.

Yo no soy nadie y soy todas las cosas:
un misterio que se columpia de este planeta,
un cuerpo que al quemarse contamina.

Transformado mi espíritu,
revoltoso e ignorante,
Carmen de lunes
me dispongo a saltar
con parapente desde las cornisas.
Sin aspavientos, sin esperar nada.

A buen seguro,
envuelto en mis andrajos
tendría que haber dicho
todo lo que yo sé
de esas ciudades que se inventan
viejas sentadas gotas
a las que nunca fui en low cost.

Sus monumentos piden la palabra
tal vez para exponer su historia,
hecha al gusto de los turistas
y ocultar así los huesos que hay
debajo de sus piedras:
volcanes inactivos,
los ojos y las manos de los hombres,
las huellas de las lumbres
que ayer nos calentaron.

Sus calles cuentan día y noche
los secretos, secretos de todos los vecinos,
esa sensación que va de su sombra al infinito
personaje mortal que hace de guía

A sus muros creciendo como yo me pensaba
les gusta sentir el sol de la tarde,
dando con fuerza en el costado
de las preocupaciones,
de ese albañil que juega una partida
con los nombres de los que ya se fueron.

No es extraño que nadie quiera resucitarme,
que me marginen, que me destruyan.
Represento ese pasado que se debe olvidar