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martes, 27 de agosto de 2013

INNOVACIONES DEL ENGAÑO a los días perdidos II




Seas quien seas, seas bienvenid@, tú, disidente que estás leyendo mis discordias, refugiado que puedes tocar en los sueños mis posesiones, cabalistas capaz de concluir y acallar sin esfuerzo esas voces distantes de mi resaca desnudándose hasta el olvido. Tú emigrante, emigrante de este siglo

Huye luz de aquí,
del espejo y las cosas
ante las cuales no se ven ni se hablan
con la misma fluidez que manifiestan
las lunas de los pueblos,
otros idiomas,
esos que a impuestos nos inclinan.

Que sea o no verdad,
que esté a derechas o al revés,
directamente enlazan
con los efectos raros
que producen después del armisticio,
todas las sinrazones,
con esos descontentos generales
que muestran las personas
cuando se las aprieta tanto antes de saltar.

De sobra sabes, que solo hay una cama de noventa en mis contradicciones y pruebas contundentes de su infidelidad.

De cualquier forma, a mí me basta
esa mano que se lleva a la boca
para exigir silencio clandestino.

Sí, es bueno que no todos se corten al decir las cosas ocultas siempre en la letra pequeña. De tú a tú, ante las circunstancias que nos unen, pienso que deberíamos amarnos muchas más veces, mucho más.

viernes, 9 de agosto de 2013

INNOVACIONES DEL ENGAÑO a los días perdidos



Seas quien seas, seas bienvenid@.
y así, saltando los preámbulos
te propongo que expongas tus disculpas
tus gritos, tus eclipses, tus decadencias,
primeros y segundos platos
que seguro coinciden con mis verdades
o esa ilusión del mundo
nubes que se pelean
como los hombres detrás de una mirada.

Agonizante luz
que a las tres lunas de la cita
se nos muere en las manos.

Rebosante de escarcha
y sudor frío que les cae
desde la frente a los más viejo.

Estás muy cerca, muy, muy cerca
de crear y dominar las situaciones
indefinidamente emborronadas,
con tus vestidos cortos la discordia
y muchas tempestades,
tantas, son tantas que si no os importa
os las digo otra noche
rebosante de luna:
policromías de la infancia
de agostos en el pueblo.

Estoy muy cerca de negarme
a competir contigo
o tu felicidad,
esa que peina sin escusas
la razón con los dedos.