A la una y veinticuatro
Para
no llorar más
Igual
que me venció
el
álbum de cromos
de
los suspiros de la infancia,
me
vence la ironía
de
un nieto transgresor
que
monta en patinete.
A LA UNA Y VEINTICUATRO
Sin
poder llorar más.
Y
marzo que escondió
a
otras mentalidades
los
lutos azulados del cepillo,
de
golpe va y se nos suicida
sin
su bolsa de aseo,
sin
sus condones, ni sus Tampax.