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viernes, 2 de diciembre de 2016

CONSONANCIAS DEL SILENCIO



Hasta que mi cabeza, no vuelva a estar en su sitio, y eso, por lo que parece, va para muy largo, he de comunicar que no os regalo más versos, ni más poemas, ni más amistades. Después de ocho o nueve años, he llegado a la conclusión de que todo lo que se regala no se aprecia. Por lo que, si me queréis seguir leyendo, algo que particularmente, claro está, me importa un huevo, en su justa medida con patatas y cebolla, tendréis que buscaros otra forma de hacerlo. Bien en las bibliotecas, bien comprando mis libros, bien ignorándome como hasta ahora habéis hecho. A mi entender, no se han alcanzado los objetivos fijados por la cara de niña que presenta la foto.


Consonancias del silencio

Solo en este momento de elegir,
cierro y me derrito polvo de tantas ausencias:
La doble cara del árbol ante la puerta solo.

Déjame penetrar en tu silencio.
Déjame buscarte en el dintel desmemoriado
de todas estas cenizas de ausencia
que nos envuelven siempre, siempre.
Déjame acercar al beso todo su relámpago.

Aquí donde duerme la luna
su llamarada o su llanto de infancias,
hay puertas transparentes
que se cierran al abrazo veloz del olvido:
¡Como si Dios nunca estuviese dentro!

miércoles, 26 de octubre de 2016

maximianada 106


Se me amontona el mundo en la cabeza, 
desde hace cuatro meses, 
desde hace miles de tus besos, 
desde ese nacimiento de los interrogantes.




viernes, 21 de octubre de 2016

maximianada 102



Déjame guardar mi futuro
en tu táper de escarchas.
¡No, que no se nos vaya!

jueves, 13 de octubre de 2016

maximianada 101



Vamos a regalar constelaciones
y sonrisas que muevan
un corazón extraño.

Vamos a regalar
un trocito de médula
a las nubes del cielo
para que cuando se enamoren, llueva.

Llueva alguna palabra antigua,
solidaria y moderna.

viernes, 7 de octubre de 2016

maximianada 100



Ocurre que de pronto
me agobia la envoltura de tantas claridades
y los hombres abiertos a este sol de las nueve.
Que arrugado mi rostro igual a todas esas
curvas granulométricas donde los porcentajes
se pierden o me encuentran
dentro de tu sonrisa amor,
a propósito de los besos
que sin duda me debes.
¡Me duelen tanto, vida, tus deseos!

viernes, 16 de septiembre de 2016

RESEÑA a Quince claridades para mi padre



Quiero aclarar que esta reseña era una deuda que tenía el hombre con el verso y el poeta de Quince claridades para mi padre y que aunque solo diga siendo humano y mundanal, definidor del quince metafórico que va y nos representa la niña bonita de las tradiciones; esas, que sin querer queriendo alzar excesivamente la voz, rompe Ronald elevando el verso que da forma a las miradas de sus poemas, lo justo para arañar los cimientos del contorno de este presente lector. Quiero escribir y escribo que Quince claridades para mi padre, viene a sacudir acaso desde la inconsciencia de su autor, algunas larguísimas equivocaciones sobre los planteamientos de las falsas sentencias de las distintas igualdades con las que sin embargo, se nos llenan tanto y tanto hoy las bocas.

Ronald Campos López, sí, es gay y a mí me inspira, es poeta y yo lo admiro, es hijo y es en este mundo tan abierto al sufrimiento, una puerta entrecerrada a la felicidad. Y aun así, esperanzado escribe: “subir a través de la claridad/ es reunir a la sangre con la sangre, / y eso duele.” Claro que duele Ronald, la familia siempre duele, sobre todo a ti, y al padre, y a la madre que olvida en ocasiones como: “En las manos de Dios desnuda estaba/ cuando llegué y llegaste también tú, padre, a este mundo” y si, también duele al niño que siempre quiso ser niño para escribir: “Desde entonces la miro/ con la travesura azul que le ha dado la Tarde,” y es que con el sol de esa Tarde en la espalda, son tantas las madres y los padres de Quince claridades para mi padre que a mí también me duele. Me duelen tantos Alfredos, tantas Juvencias, tantas Auroras, tantas Cristinas, tantos José Antonios y Javieres, porque en ellos Ronald Campos, te veo y me veo esperando ya que sé y sabes que: “Todo aguarda el sitio preciso/ donde volar, tal vez volar, / y para siempre.” Acaso y tal vez solo para seguir siendo niños, acaso y tal vez solo para seguir o comenzar a ser felices, acaso y solo tal vez para llegar y ser aceptados por aquellos que os dieron la vida “como el eco de lo que nunca aun ha existido”

Quince claridades para mi padre es desde la realidad de una enfermedad, la alegoría de otra enfermedad excesivamente extendida en nuestro tiempo, su diagnóstico ahora es la discriminación, y dentro de esta, tal vez la que más se nota y se siente es la exclusión afectiva del ámbito familiar, esa que en el imaginario formal casi siempre se acepta cuando no nos toca, pero que, por ser superior al qué dirán de las estructuras sociales, incomprensiblemente se pone en cuarentena y se esconde si nos roza.

“El primer asombro del hombre/ es recordar…” LA CLARIDAD DE LA INFANCIA como único momento familiar seleccionado sobre todo por ser modelable. “Recordar que todo lo que está siendo en lo cotidiano/ ocurre también dentro de él mismo” “Cuando se escucha a la madre/ cruzar de su vida a la vida.” “Y en lo perdido recobramos algo ganado/ para enfrentarnos a la muerte.” De sobra sé cómo todo lo que es diferente atrae al miedo y esa metonimia que representa “mi padre” se hace extensible a millones de padres. “Yo partí de casa evitando/ tener que ofrecerte, padre, el perdón/ por no ser el varón que tu esperabas” Tantas verdades juntas, tanto daño por el que dirán, se exponen de forma tan magistral en Quince claridades para mi padre donde por un momento, se borra el dolor de la enfermedad que el poeta dice lo inspiro, y se crea la guía del acercamiento. Ese recuperar un instante de tantos instantes, por incomprensión perdidos.

Enhorabuena Ronald por tus Quince claridades para mi padre, la voz presente y sincera de un verso elevadísimo a la multiculturalidad.

lunes, 18 de julio de 2016

CARTA A UNA AMIGA de Pápitos del tren que no vuelve







Estimadísima amiga:

Quiero recordar que ayer en nuestro encuentro, desde las tristezas o las alegrías del amor perdido en las, muy cortas siempre, tardes de la infancia, volviste a preguntar lo mismo que preguntan, después de haber transcurrido un tiempo sin verme, cientos de seres con los que pude o no pude haber coincidido en alguna ocasión. ¡Qué cansancio!, ¡qué desperdicio!, ¡qué pesadez! ¡Qué displicencia!

- ¿Continúas escribiendo poesía?-

Y siguiendo las normas de la cortesía, me contengo. No por mi, ni por ti, ni por dios; no, ni que escribir o no escribir fuese cosa del tiempo, de la lluvia o del sol, de la salud o de la tierra cultísimamente fértil. ¿Continuas siendo tu el padre de tus hijos?

¡Sí, sí! ¡Claro que sí! Me contengo y fotografío Pálpitos del tren que no vuelve por la página cinco, la página donde aparece el título

Me contengo para no expresar, a viva voz, lo que realmente pienso que pasa; que pasa un elefante destrozando mi cabeza. Lo que se mueve y fluye y desborda mi pensamiento. No dejándome otra opción que, de golpe, interrogar." ¿Sabes, acaso, lo que es poesía? Es decir: constelación. Es decir: interrogantes. Es decir: asociaciones de sentimientos e intrigas. Es decir: ¿has leído algún libro más, que ese, o aquel que llaman de las mil mejores o peores damiselas desmedidas del mundo de los versos? ¿Piensas, quizás, que vivo de transfusiones, de transfiguraciones, de transformaciones del aire sucio, en alimento gratis y nutritivo? Pero, ¿para que hacer más fuegos?, con la luz del mundo o la luz de tu cielo, me contengo".

¡Sí! Por supuesto que, en alguna ocasión, tal vez por compromiso, preguntaste por la definición de mis poemas, por como mis versos podrían o no llegar y desnudarse y desnudarte; ¿por qué tendrías que perder, camino de tu casa, algunos céntimo?, esos por los que, ya,  nadie se agacha. ¿Por qué tendrías que perder algunos segundos de luz o de arena?, esa que todos emplean construyendo sus castillos, esa que nadie ahorra. ¿Por qué perder el sueño o el amor comprándome y leyéndome? Ya sabes, y si no lo sabes, te lo digo ahora, que, por mi diez por ciento de diez, me importa un..., no, no que va, ni me importa.

Te confieso, y eso tú sí que lo sabes, como de pronto, tal vez, a la hora del té o de mi sangre, o a la hora del aperitivo de nada sin cerveza; se me apareció la hoja en blanco de un queso de cabra en un bocata de pan, y que acaso por no pagar; Iberdrola me cortó la luz, o que con los años de sequía mi pantano se había quedado sin eco. No sé, tal vez, por no haber podido ser diablo me contengo en mis deliberaciones.

Sin que sirva de justificación, - Sí, sí. ¿Por qué no va a servir de justificación?, anda y qué te jo... qué te ma..., qué te co...; - te diré que mi mundo poético es tremendamente despistado, epiléptico, trasnochador. ¡Ya lo sabes! ¡Sí, lo reconozco! Y reconozco igualmente que es también alegre y y divertido y abierto y doloroso y sorprendente, que viene desde ayer hasta hoy para mañana, monumentalmente creciendo al desatino. En esta poesía mía que te digo, la inquietante ambigüedad de la peripecia y los lances patéticos juegan un papel destacado, por lo que te recomiendo que no entres, para que así, no tengas que volver a intentar quedarte o no quedarte. Particularmente, me da exactamente igual que leas o no leas mis escritos.

Parecería, en ocasiones, que mis versos siguen un desarrollo calmado y sencillo, de andar desnudo por tu alfombra a las cuadro de la madrugada, pero, la sinuosa ampliación de las metáforas lanzadas contra las paredes del mundo, o la sublime desmitificación de los conceptos, del todo inconfesables, te convencerán de lo contrario. - Vamos, si es que llegas a darte cuenta de que, puede que sí; que haya alguna metáfora, o alguna imagen sucia o limpia, o algún paradigma de cuando nos conocimos -.

Sí, es verdad que si te fijas bien, notarás las cicatrices de los maestros, - esos, tan distintos a los tuyos, que ya sangran - esas, tan aterciopeladas que, sin duda, proporcionan la continuación de la grandeza que todo poema precisa, aunque también, es cierto que, las operaciones realizadas con las últimas técnicas quirúrgicas, - sí, ya te lo digo, también soy doctor en cardiopatías humanas - las han disimulado magistralmente, para, así, continuar su propio recorrido. Vamos, te diría que mi poesía es innovación y novedad, algo tan distinto que, apenas, si a cuatro horas de tu abstinencia llega.

Entiendo que no soy fácil ni de tratar ni de leer, que para las mentes multinacionales, puedo resultar cansino, que cuando llega mi correo va directamente a la bandeja de los no deseados, que la gran mayoría de las veces, me clasifica el sistema como spam; lo tengo asumido, lo mismo que a mis dos o tres millones de seres, despiertamente, incondicionales. A ellos les doy las gracias, a los demás también.