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viernes, 25 de octubre de 2013

MANO, MANO CREATIVA



Parece como que durmieses
con la solapa del asombro rota,
al lado mismo de un, te acuerdas,
de un, quizás, o un, tal vez destartalado,
en los contornos que insinúa el viento,
en ese instante en el que supe
que nunca fuiste mía,
en los aleros de una torre
desde la que se burla Dios de mí.

Sí, sí, parece como que murieses
para no tener que pintar de mi alma
su asesina existencia.

jueves, 26 de septiembre de 2013

ADIÓS NIÑOS Y NIÑAS. HASTA PRONTO



Maripolius. técnica mista sobre tabla.


Alguien de la tercera, ceremoniosamente a los postres lo había comentado.
Saciada la sed de los besos, tu mundo se hizo rápidamente, rápidamente trozos.

Recibí la noticia mientras viajaba por última vez en las manos de Dios conjugando los miedos, desde Roma a Santiago entre Jerusalén y la Almudena.

Por un instante doy la vuelta al crepúsculo de algo imaginable, a la niebla de los recuerdos con su locura, al despiste de los veinte años que es cuando se envían, las primeras y las últimas rosas azules del invernadero.

No sé si ya lo sabes, pero todo lo antiguo, induce al llanto, a tomar sopa con el menú de la merienda, a esperar de pie en los pasillos hasta que vengan a llevarnos.

Seguro que a ti, ya no te importa casi nada, ni el egoísmo, ni la Ausencia, ni este dolor que a mí me mata, y que nunca antes fue llorado. Me quedé solo, criminal demasiado viejo para seguir con mi adicción al juego de parchís y la petanca. Sin poder saber cuál es el aroma que tendría mi cuerpo tendido para explorar hoy desde la cuna a la juventud mis disparates, o el deseo perenne de las nubes de azúcar, detalle tras detalle del alba sin tus días.

Sí, alguien de la tercera me recordó a los postres estos ochenta y cinco sueños con ganas de ti, de tus nuevas conquistas en ese territorio del que no ha vuelto nadie.

viernes, 20 de septiembre de 2013

MI VECINO ME TIENE LOCO



Mi vecino imperfecto, tiene extraños poderes con rasgos del Gran Mestre sedentario, y la capacidad de ofrecer sin temor destinos, totalmente abiertos, igual que mi camisa alrededor de tus aullidos, a lo infinito de las cosas, a la cintura fiel e inextinguible de la cerveza, al cortejo sedoso de un cuerpo de gimnasio con golpes orientales.

Mi vecino me tiene loco. Podría realizar si me lo pide, cualquier trabajo, esculpir a los perros, uñas de porcelana, saltar, lo mismo que sus amos, en el jardín trasero, solo me tiene que poner a prueba.

Pocos, muy pocos capitanes con nombre pueden ocultar su aventura, los vientos de su historia, su íntima y personal faceta perfeccionista, la innovadora forma de besarse los pies; la nuestra aún no ha empezado.

Mi vecino me oferta un tarro rebosante de quizás, o de tal vez, y de golpe, dos sirenas y un, todo es posible, sin espacios a los que acudir a meter el mismo dedo que metemos en el ojo de quién nos ama.

Después de los diluvios quedan por vaciar de enigmas los trasteros, en contra de la química de todos los instantes, esa inquietud que vienen y apenas si nos roza, de poesía que confirme la entrega.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

VLADIMIR NABOKO



Para entenderte:
me faltan las razones
que estudien como sea
tantos motivos, tantos
como sin duda tengo
a la vista de ti.

Nos separan las horas y los objetos,
de la imaginación y la distancia
que representa el llanto,
el triunfo del incendio de tu piel y mi piel,
cuarenta noches sin dormir,
tu brillante y mi opaca manera de ver,
los bordes rotos del invierno.

Sí, es cierto que compensas,
lo que te falta por vivir
con lo que yo he vivido,
que borras las arrugas de mi asombro
con los colores fuertes de tu ropa interior

Hoy vuelvo a los orígenes
para llevarte a la cama o a la luna
donde la timidez que anula el intelecto
no me deja pensar.

Sí, a veces yo también voy hasta la noche,
hasta esa esquina que ocupa toda tu inmensidad,
al aroma de algunos despropósitos,
de pie, de pie y sin vergüenza,
hasta la infancia de tus labios
ángeles que me salvan.

Exactamente voy
con esa brisa que esculpe tus senos
y llora solo a un sol de cortes necesarios
sobre los muslos, si sobre esos muslos
que se dejan tocar igual que concubinas
con la misma obsesión,
que dicen escaparon,
las bilis negras de la apatía y la tristeza,
tú, nieta de la crítica social,
social y cotidiana.
Ya, si tú lo deseas puedes llamarme abuelo

Me duele tanto, tanto, tanto aquí,
cerca de todos estos oasis mesopotámicos,
que pienso no ver tu aleteo,
los dormidos detalles del rostro que palpita,
a Venus cuando se transforma en monte
y nos da sombra .

miércoles, 20 de marzo de 2013

EN MI CABEZA



Manipuladamente
seré igual que las frutas
en la cesta de las doncellas:
natural y ecológico
con un par de gusanos dentro.

No entiendes que te llueva amor
un trozo de agonía,
antes mucho antes
de alguna caminata
o después de los golpes insensatos
que se diluyen sin castigo
en el aire de las discordias
a la mesa con zumo de naranja.

Fíjate con que gusto visto:
como aquel veraneante
que se esconde del sol
detrás del cuadro
en esas playas de Sorolla,
con esa luz que te madura.

Despierta que no es tarde
para pedir que te devuelvan
la morosidad del amor

miércoles, 13 de marzo de 2013

LIBROS


URBANIDADES Y OTRAS DISTANCIAS




NOTATETI



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miércoles, 6 de febrero de 2013

MUSEO DEL PRADO



Pintura de Maripolius

Hay cientos de secuencias fotográficas
sobre la superficie de tu semblante humano.
Mis calzoncillos siguen en el alfeizar de tu ventana.

Vamos a ver si te puedo besar
apasionadamente antes de Cristo,
cuando se calan todos los sombreros
después de los diluvios,
al sur de la inocencia,
debajo del paraguas de las constelaciones
ahora que nadie mira las figuras del lienzo.

Hay demasiadas tardes y brindis contra el mundo,
y entre las unas y los otros,
pocas conversaciones,
tan pocas que al cumplir los veinte
suponiendo que vayan a llorar de alabastro
mientras ondean sus cabellos
ya se conocen todas

Hay muchísimos párpados cerrados
para el olvido de las muchedumbres
y caderas perfectas con las formas de espuma
que tienen casi todos los comienzos.

Vamos a ver si te puedo besar
estos treinta minutos que dura el bocadillo,
la resaca del hombre hasta doler,
la inmensa superficie del enigma.

Sospechosas, del todo sospechosas
oigamos las disculpas,
de este miedo que exhibe en la azotea
más de dos mil años de continuidad,
el monólogo solo y roto
en la montaña dónde por su inmenso destino
se escuchan sus cuatro tonterías,
las superficies cálidas de los almohadones,
el color evangélico, adolescente y libre
de su naturaleza empapado de alcohol.

¿Para qué alumbrar la calle del sueño,
para qué descifrar su origen,
la manicura del otoño
el tenue rastro de las pinceladas?
¿Cuáles son los efectos de tantos compromisos?

Dame por favor un momento,
un lugar sin colores blancos,
solamente un instante pensativo
para ser inmortal:
un pastillero y su sorpresa.

Vamos a ver si te puedo besar
sobre esta nieve de las cumbres viejas.