Con la misma premura que tienen los malversadores de instantes y seres inquietos que somos, muchas veces acurrucadas lagartijas de vacaciones al sol de nuestras incontinencias, parece que cada vez nos introducimos más en la ignorancia del sentimiento de las mareas de la humanidad, la que cuentan, siempre fue buscando la base de la palabra poética, sobre todo en esos ojos, que con tonos infinitos tienen unos puntos de resonancias paralelas y de infartos por donde sin duda se reavivan los distintos anhelos. A ESTE LADO DE MIS DÍAS viene a ser otra mirada, otra mirada de múltiples colores entre los negros y los blancos perfectos de muchísimas paredes.
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