La vida de uno es ya la vida de todos los hombres // Jaime Gil de Biedma
ALGUIEN SIN NOMBRE
Por si no hubiesen leído a José Carlos
con todas sus verdades a imitar,
permítanme que les presente
con este nunca o beso que se olvida
sus labios cancerígenos,
igual que Beyoncé provocadores
bajándose en la próxima estación.
Mordiendo piernas y gotas de lluvia
la globalización de su cerebro
inevitablemente representa
otro inmortal Jesús en los gimnasios.
Especialista en la gestión del mundo
malversador de instantes,
alguien sin nombre ayer fue detenido.
ALGUIEN SIN NOMBRE ayer fue detenido y absuelto por esa incógnita que sin duda simbolizó desde siempre la existencia del hombre y el poeta, ese entrecruzar la negación, la no existencia, la nada de todo lo que nunca nació y que, tal vez, solo por eso, no se le pudo dar nombre.
En ciertas cosas es tan lenta la evolución del ser humano, que solo en la madurez nos damos cuenta de cuanto nos detuvo la niñez, la infancia, la juventud con su veloz ajetreo, con todos esos atajos que intentamos coger para llegar cuanto antes a nuestra meta supuesta.
La interpretación sencilla, la que, seguro, viene a ser la más cercana al sentir general, dice que en su conjunto el poema es un paseo. Un paseo que va desde las cualidades particulares del hombre, en este caso, un José Carlos real con todas sus verdades, hasta el mismísimo alma de alguien sin nombre a punto de abandonar su parpadeo frente al mundo, olvidando su ética actitud, su tierno besamanos, su inútil crucifixión.
Alguno, podría dar dos pasos más y decir que, casi, en su totalidad está escrito en versos libres, “y ya sabemos que el verso libre es un compromiso humano con la sociedad” de 11 silabas, exceptuando el verso (permítanme que les presente) que es de 9 y muy bien podría representar el cuerpo del hombre, y los versos (sus labios cancerígenos /…y malversador de instantes) que son de 7 y vendrían, por una serie de inventados misterios, a simbolizar sus brazos. El poema en sí, con sus tres estrofas, podría asemejar esa cruz que forma el hombre en pie con los brazos abiertos. Como si gritase: ¡aquí estoy! ¿En qué me he equivocado?
Sí, tengo que reconocer que el poema está estructurado sobre una calculada imaginación de sonidos, sobre las aliteraciones que aportan el ritmo y la extensión necesaria, sobre la sinécdoque humana, sobre la repetición del hipérbaton, sobre la omisión de la anáfora del primer verso, al comienzo de las otras dos estrofas.
Aun a pesar del tono tenso y hostil que se pasea por todo el poema, nos muestra un hombre de carne y hueso elevándose, un hombre mortal, una persona buscando, tras caer y caer, un resquicio de esperanza; un nombre o en su defecto, seguir teniendo el suyo.
La disección profundamente libre de una cabeza sin colchas ni almohadas, diría que Alguien sin nombre en una primera lectura, podría parecer un poema collage, y causar la impresión de ser un verdadero galimatías, un sin sentido, un desbarajuste, un caos sin flautista de primer orden que pueda detener el desconcierto, como si las palabras y los versos hubiesen salido de una coctelera, para después de unos cuantos tragos reírse o reírnos de nosotros mismos. Sí, reconozco que esto fue lo que pensaron la gran mayoría en esa primera lectura, teniendo por supuesto toda la razón. Pero como la razón, llega solo a lo más próximo, a lo más inmediato, a lo más esencial, creo necesario al menos intentar, que una parte de lo expuesto, esa que va un poco más allá de lo verídico, pueda transmitirnos otras cosas.
La colocación de cada, morfema, lexema, palabra, verso y estrofa, acoplándose magistralmente para mostrar lo que el poeta quiso comunicarnos, así nos lo confirma. Y al final casi como sin querer, parecerá que sí, que todo encaja, que todo está escogido y puesto ordenadamente, siendo capaces si nos detenemos un momento, hasta de oír los latidos de su corazón: to, tar, tan, te. (Con todas sus verdades a imitar / permítanme que les presente). Te, ta, tas, ta, te, ta, tal, ta, ti, ta, te, te. Aliteraciones que salpican todo el poema con una sucesión de sonidos sordos, vibrantes y sonoros, sordos y sonoros, sordos, cuyo resultado es conseguir hacer que nos invada una fuerte sensación de angustia, de tristeza, si me apuras de intranquilidad, que contrarresta significativamente con lo que realmente quisiésemos encontrar: paz, reposo sosiego tranquilidad. Sobre todo para trasmitírsela al angustiado personaje lírico.
Casi de entrada se aprecia que es un poema de versos medidos, en su mayoría endecasílabos propios, de acento obligado en sexta y décima, utilizando de forma descarada el oficio poético y como ejemplo, no hay más que fijarse en el verso que abre la composición.
Por – si – nohu – bie – sen – leí – doa – jo – sé – car – los = 11
Donde utiliza la sinalefa, que unifica palabras que acaban y empiezan por vocales, pensando en este caso que también se contabilizan como vocales, la y, h, aunque en todos los demás quede, por supuesto, en manos del autor utilizar o no la licencia poética que tiene para ello.
La licencia poética es el comodín que posee todo autor para romper o no, las normas: sinéresis que unifica hiatos y diéresis que los separa. A la hora de medir el verso, también tiene presente que si acaba en palabra aguda o monosílaba, se cuenta una silaba más: con todas sus verdades a imitar 10+1 = 11. Y que al acabar en esdrújula una menos: sus labios cancerígenos 8-1 = 7. Así como hacer que sean neutrales, las que son llanas.
Yo diría que en esta composición el poeta huye de los versos fáciles, y arriesga en exceso con los susurros melancólicos que trae el surrealismo cotidiano, haciendo que el hombre mortal encuentre un resquicio de esperanza, una llama que da luz a tanta oscuridad, sobre todo, con esa sinécdoque de Jesús en el último verso de la segunda estrofa: otro inmortal Jesús en los gimnasios. Donde ese Jesús es dios, pero a su vez es también, un vecino, un compañero, un amigo, un familiar, es todas aquellas personas que animan a continuar cada día, a levantar y seguir aun después de haber caído, y para confirmarlo, el autor traslada hasta igualar la identidad humana de José Carlos, con la identidad de ese dios, vivo, actual, presente, pero no con el deseo de ponerse en su lugar, sino por afinidad con el sufrimiento que comparten: detención, condena y muerte en el último verso que mentalmente se pluraliza
Entiendo que la poesía en este mundo del aquí y el ahora, ésta que se recita de golpe, y al instante siguiente ya es pasado, ésta que por supuesto duele acaso por tener que pensar, resulte difícil, complicada, oscura, tal vez innecesaria por acercarse a los sonidos semejantes todos los días. Pero como tengo en tal alta estima la inteligencia del ser humano, sé que puedo moverlo de su círculo de confort, ponerlo nervioso, hacer que trastabille y caiga, para luego totalmente fortalecido, disfrutar en cada momento de esa poesía que abre todas las puertas del alma y de la calle para mostrar complaciente todos esos mundos que se encuentran entrevelados detrás de tantos corazones, de tantas cabezas, de tantas miradas. Pienso que leer o escuchar poesía supone dejarse llevar, salir de la rutina por un sueño de intenciones, elevarse y penetrar verso a verso, los distintos lugares de un alma juguetona y confidente, siendo por ello, que avanzando entre estas premisas, podría decirse que tras una primera lectura, queda claro que el autor busca presentar de golpe, una poesía rasgada de forma diferente, en la que para llegar al desenlace final, el hilo conductor lo enhebran las sinécdoques de José Carlos, de Beyoncé y de Jesús, introduciéndonos en la experiencia del ser humano como esas partes de un todos que son los hombres, con sus tropiezos y sus preguntas. Para confirmarlo, nos lo expresa con otras tres sinécdoques, acaso menores, pero no menos importantes como son: los labios, las piernas, el cerebro, partes importantes de su cuerpo
En esta composición, cuentan los versos y las palabras dichas, pero sobre todo cuentan los silencios y los versos omitidos. Es un poema circular, un camino que nos lleva desde el José Carlos del primer verso, hasta ese alguien sin nombre del último, ese alguien que ayer fue detenido ¿Por qué? La única conclusión a la que se llega, es: por haber nacido.
Interpretación libre
Por si no hubiesen leído a José Carlos. O a Juan a Pepe a Luis ¿qué importa quién? no importa nada, lo único que importa es que tienen todas las verdades, como hombres, como humanos, como seres imperfecto que sin explicación aparente se presentan como una sinécdoque que va ampliando mentalmente las partes de un todo. Una contradicción que de tanto ser esa verdad revelada por la razón y por el verbo, se transforma en mentira
permítanme que les presente
con este nunca o beso que se olvida Donde nunca o beso es la metáfora necesaria para representar al hombre, al beso del hombre con su destino, ese beso que dieron esos labios de hombre, cancerígenos y provocadores que se bajan en la próxima estación, abiertos a todas las verdades a imitar siempre entre las mohosas paredes del tiempo. Ese beso que se dio tal vez furtivamente, ese entre tantos es el que nunca se olvida.
Las hipérboles exageraciones tanto por defecto como por exceso de todas y nunca hacen de contra peso para sostener la composición.
sus labios cancerígenos, no nos los presenta como son, sino que nos dice lo que significan y sorprendentemente nos los iguala con un ídolo de masas actualizado que pone los tres versos en el mismo plano.
Sus labios cancerígenos metáfora simbólica = labios cortantes = labios infectados = labios de muerte
Labio = juventud = insinuación = sonidos = silencios = voces = palabras = miedo = peligro = tabú = felicidad
Cancerígeno = juventud = insinuación = sonidos = silencios = voces = palabras = miedo= peligro = tabú = felicidad
Beyonsé = juventud = insinuación = sonidos=silencios=voces=palabras = miedo= peligro = tabú = felicidad
Provocadores = juventud = insinuación =sonidos = silencios = voces = palabras = miedo= peligro = tabú = felicidad
igual que Beyoncé es un símil y además es sinécdoque como José Carlos del ser humano
provocadores hipérbaton a labios cancerígenos
bajándose en la próxima estación. metáfora simbólica, metáfora de tránsito, metáfora abierta a diversas interpretaciones. Estación de autobuses, de tren, de metro, estación del año, estación de la vida del hombre
Mordiendo piernas y gotas de lluvia, donde piernas, es alimento para el cuerpo y gotas de lluvia que alimentan el alma, mordiendo piernas = dolor = alimento del cuerpo por la carne y el alma por el sufrimiento gotas de lluvia = lágrimas
la globalización de su cerebro el conjunto la totalidad
inevitablemente representa
otro inmortal Jesús en los gimnasios. En los gimnasios es una sinonimia de lugar abierto a la calle, a casa, al hoy como presente ampliado, metáfora del trascurrir del tiempo, pero también podría representar el no pensamiento, ese dejarse llevar, ese dormir sobre su blanco absoluto.
anáfora omitida del primer verso enumeración
Especialista en la gestión del mundo
malversador de instantes,
alguien sin nombre ayer fue detenido.
La humanidad a pesar de nacer libre de poder decir o hacer lo que le venga en gana, por toda la carga histórica del mundo desde su nacimiento su libertad fue detenida
Beyoncé representa lo general actualizado, Jesús lo general pasado y entre estas dos generalizaciones se mueve José Carlos como individuo, como ente canalizador al que se adhieren las formas contenidos.
Alguien sin nombre es un poema abierto a tantas interpretaciones como lectores lo tengan en sus manos.
ALGUIEN SIN NOMBRE (tras desaparecer el hipérbaton)
Por si no hubiesen leído a José Carlos
con todas sus verdades a imitar,
con este nunca o beso que se olvida,
permítanme que les presente
sus labios cancerígenos y provocadores,
la globalización de su cerebro
malversador de instantes,
igual que Beyoncé
bajándose en la próxima estación.
Por si no hubiesen leído a José Carlos
mordiendo piernas y gotas de lluvia
inevitablemente representa
otro inmortal Jesús en los gimnasios.
Por si no hubiesen leído a José Carlos
especialista en la gestión del mundo,
alguien sin nombre ayer fue detenido.
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