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miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL FOX TERRIER QUE GRUÑE JUNTO A MÍ





Por si te vale de algo,
diré que tengo prisa,
que colecciono sombras
y disparates a tiempo parcial,
que aunque suene a disculpa
me espera mi proctólogo.

En ese Londres
poético de Lord Byron,
vivía de alquiler
y he vuelto a casa con mis padres.

Cansado de que me sancionen,
de saber que no fui nunca necesario,
me suelo deshacer de ausencias:
afirmar que Dios no persigue escarchas.

Se me olvido esperarte,
edificar algunas lejanías,
deshacer las maletas,
los compromisos del amor
que va cruzando de un lado a otro
del escenario y de mi mundo.

Tomo un trozo de pan de presente y futuro,
aquí una ausencia, allá un milagro,
y más allá, abrazándome
los diluvios de la esperanza.

Y no, no me detengo,
no pienso dejar al destino
este batir de las olas que escriben,
con la letra negrilla, oraciones.

Aún no aprendió a mentir:
el mundo arrogante al final de los siglos
cuando ya disimula
porque no quiere que nos vean juntos,
aún no aprendió a mentir

Me falta tiempo para disfrutar,
siempre a tu lado,
el día más hermoso
de mi existencia.

El Fox terrier que gruñe junto a mí,
me hace notar la fuerza de tus manos
sobre mis hombros mientras se relame.

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