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martes, 6 de febrero de 2024

SIN LUZ "La destrucción o el amor"



 SIN LUZ 

El pez espada, 
cuyo cansancio se atribuye ante todo a la imposibilidad de horadar a la sombra, 
de sentir en su carne la frialdad del fondo de los mares donde el negror no ama, 
donde faltan aquellas frescas algas amarillas 
que el sol dora en las primeras aguas. 

La tristeza gemebunda de ese inmóvil pez espada cuyo ojo no gira, 
cuya fijeza quieta lastima su pupila, 
cuya lágrima resbala entre las aguas mismas 
sin que en ellas se note su amarillo tristísimo. 

El fondo de ese mar donde el inmóvil pez respira con sus branquias un barro, 
esa agua como un aire, 
ese polvillo fino 
que se alborota mintiendo la fantasía de un sueño, 
que se aplaca monótono cubriendo el lecho quieto 
donde gravita el monte altísimo, cuyas crestas se agitan 
como penacho -sí- de un sueño oscuro. 

Arriba las espumas, cabelleras difusas, 
ignoran los profundos pies de fango, 
esa imposibilidad de desarraigarse del abismo, 
de alzarse con unas alas verdes sobre lo seco abisal 
y escaparse ligero sin miedo al sol ardiente. 

Las blancas cabelleras, las juveniles dichas, 
pugnan hirvientes, pobladas por los peces
-por la creciente vida que ahora empieza-, 
por elevar su voz al aire joven, 
donde un sol fulgurante 
hace plata el amor y oro los abrazos, 
las pieles conjugadas, 
ese unirse los pechos como las fortalezas que se aplacan fundiéndose. 

Pero el fondo palpita como un solo pez abandonado. 
De nada sirve que una frente gozosa 
se incruste en el azul como un sol que se da, 
como amor que visita a humanas criaturas.

De nada sirve que un mar inmenso entero  
sienta sus peces entre espumas como si fueran pájaros. 
El calor que le roba el quieto fondo opaco, 
la base inconmovible de la milenaria columna 
que aplasta un ala de ruiseñor ahogado, 
un pico que cantaba la evasión del amor, 
 gozoso entre unas plumas templadas a un sol nuevo. 

Ese profundo obscuro donde no existe el llanto, 
donde un ojo no gira en su cuévano seco, 
pez espada que no puede horadar a la sombra, 
donde aplacado el limo no imita un sueño agotado.

lunes, 1 de enero de 2024

NUNCA BROMEO

 



Me sobran corazones, y me falta direro en el banco, soy demasiado mayor para que ma hagáis cosquillas en los... Ya sabéis donde me podéis encontrar.

jueves, 28 de diciembre de 2023

LOS LABIOS QUE FINGE LA NOCHE


 

Me sobran corazones, y me falta dinero en el banco, sí, soy demasiado mayor para que ma hagáis cosquillas en los... Ya, ya, ya sabéis donde me podéis encontrar.

sábado, 11 de marzo de 2023

jueves, 23 de febrero de 2023

POLIFEMO Y GALATEA XXVII

 

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XXVII

 

Caluroso al arroyo, de las manos,
y con ellas, las ondas a su frente,                          210
entre dos mirtos, que, de espuma canos,
dos verdes garzas son de la corriente.
Vagas cortinas de volantes vanos
corrió Favonio(38) lisonjeramente,
ala de viento, cuando no sea cama                        215    
de frescas sombras, de menuda grama.

 

 (38) Favonio. Del lat. favonius. 1. m. Viento que sopla de poniente. U. m. en leng. poét.
2. m. céfiro (‖ viento suave). U. m. en leng. poét.

sábado, 20 de agosto de 2022

literatura_instantanea

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literatura_instantanea 


El imaginativo, original y uno de los mejores, si no el mejor poeta español actual, Maximiano Revilla (@maximianorevillavega), nos ofrece más de lo mismo en su poemario “A las seis de la tarde de un lunes con dislexias”, del 2020. Más de lo mismo, en efecto: poesía deslumbrante, un destilado cinismo y una visión crítica de lo actual, pero por encima de todo una colección de poemas excelentes, vamos, lo habitual en el autor, que con cada nuevo libro prosigue por su senda, cada vez más original, del poema entendido como carga de profundidad, emanación interna del yo lírico y reflexión ácida de realidades. Todo ello, en un texto compuesto de salutaciones y con algún adiós, donde los saludos no siempre celebran la vida, lo positivo, y las despedidas se invierten: quizás sea bueno despedirse de ciertas cosas. Pero lo que no es bueno, en absoluto, es seguir permitiendo que Maximiano duerma en los ingratos brazos del anonimato.

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