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jueves, 11 de junio de 2015

OTRO PASEO POR LA POESÍA




Para dar otra vuelta a ese martirio desnudo que se presenta imposible entre la contaminación de las ciudades y los hombres, con los pecados mortales que avalan los versos bajo las carpas de los domingos, tendríamos que subirnos a esa poesía irreverente que no almuerza con ningún catedrático, tendríamos que subirnos a esa línea seis del metro, en la que por su trazado circular, comienza y termina con los gritos de todas las metáforas que rompen como Apollinaire los silencios.

En poesía, dicen que todo está dicho; pero si no fuese así, se debería ser absolutamente moderno a cada instante, pues, al pertenecer ésta al mundo en que vivimos y éste cambiar sus realidades con cada tic-tac o cada sombra del reloj que pusieron los antiguos en el muro norte de las catedrales, no se entendería que los poetas hoy, se quedasen como ayer atragantados por su propia grandilocuencia, a la entrada de las primeras luces de los miedos, entre los pensamientos de los mendrugos pasados, sin abrirse a todo lo que aún está por ser y por venir, recreándose con esos lodos de los balnearios medicinales que acaso por nostalgia o amiguismo, intentan reavivar la belleza que nunca tuvieron, la que exhibieron en las recepciones de ayer, después de pasar por tantos y tantos quirófanos.

Con la misma premura que tienen los malversadores de instantes y seres inquietos que somos, muchas veces acurrucadas lagartijas de vacaciones al sol de nuestras incontinencias, parece que cada vez nos introducimos más en la ignorancia del sentimiento de las mareas de la humanidad, las que cuentan siempre, fueron buscando la base de la palabra poética, sobre todo en esos ojos que con tonos infinitos, tienen unos puntos de resonancias paralelas, por donde sin duda se reaviva el anhelo.

Sabemos que ni por asomo hemos llegado a rascar la superficie del posible secreto que la poesía esconde en su interior, ni por asomo hemos encontrado el camino exacto que nos lleve a vestirnos con él de fiesta. Sí, es cierto que en ocasiones hemos conocido, corporeizándose, algunas sendas en las que excesivamente transitadas hemos hecho el amor con gentes deseosas de ampliar los resúmenes individuales del cielo para que las comiésemos algo más que el pico y la oreja, gentes que durante el trayecto nos hicieron compañía, gentes sin acertar a decir cuánto facilitaron o entorpecieron nuestra reflexión. Lo cierto es que las indagaciones para encontrar esta mañana esas reliquias del exilio, no han hecho más que dar comienzo; y no se crean no, que las expectativas con las que se presentan no parecen de lo más halagüeñas.

martes, 2 de diciembre de 2014

ALGUIEN SIN NOMBRE Desde el fondo del verso



La vida de uno es ya la vida de todos los hombres // Jaime Gil de Biedma


ALGUIEN SIN NOMBRE

Por si no hubiesen leído a José Carlos
con todas sus verdades a imitar,
permítanme que les presente
con este nunca o beso que se olvida
sus labios cancerígenos,
igual que Beyoncé provocadores
bajándose en la próxima estación.

Mordiendo piernas y gotas de lluvia
la globalización de su cerebro
inevitablemente representa
otro inmortal Jesús en los gimnasios.

Especialista en la gestión del mundo
malversador de instantes,
alguien sin nombre ayer fue detenido.

ALGUIEN SIN NOMBRE ayer fue detenido y absuelto por esa incógnita que sin duda simbolizó desde siempre la existencia del hombre y el poeta, ese entrecruzar la negación, la no existencia, la nada de todo lo que nunca nació y que, tal vez, solo por eso, no se le pudo dar nombre.
En ciertas cosas es tan lenta la evolución del ser humano, que solo en la madurez nos damos cuenta de cuanto nos detuvo la niñez, la infancia, la juventud con su veloz ajetreo, con todos esos atajos que intentamos coger para llegar cuanto antes a nuestra meta supuesta.

La interpretación sencilla, la que, seguro, viene a ser la más cercana al sentir general, dice que en su conjunto el poema es un paseo. Un paseo que va desde las cualidades particulares del hombre, en este caso, un José Carlos real con todas sus verdades, hasta el mismísimo alma de alguien sin nombre a punto de abandonar su parpadeo frente al mundo, olvidando su ética actitud, su tierno besamanos, su inútil crucifixión.
Alguno, podría dar dos pasos más y decir que, casi, en su totalidad está escrito en versos libres, “y ya sabemos que el verso libre es un compromiso humano con la sociedad” de 11 silabas, exceptuando el verso (permítanme que les presente) que es de 9 y muy bien podría representar el cuerpo del hombre, y los versos (sus labios cancerígenos /…y malversador de instantes) que son de 7 y vendrían, por una serie de inventados misterios, a simbolizar sus brazos. El poema en sí, con sus tres estrofas, podría asemejar esa cruz que forma el hombre en pie con los brazos abiertos. Como si gritase: ¡aquí estoy! ¿En qué me he equivocado?

Sí, tengo que reconocer que el poema está estructurado sobre una calculada imaginación de sonidos, sobre las aliteraciones que aportan el ritmo y la extensión necesaria, sobre la sinécdoque humana, sobre la repetición del hipérbaton, sobre la omisión de la anáfora del primer verso, al comienzo de las otras dos estrofas.

Aun a pesar del tono tenso y hostil que se pasea por todo el poema, nos muestra un hombre de carne y hueso elevándose, un hombre mortal, una persona buscando, tras caer y caer, un resquicio de esperanza; un nombre o en su defecto, seguir teniendo el suyo.

La disección profundamente libre de una cabeza sin colchas ni almohadas, diría que Alguien sin nombre en una primera lectura, podría parecer un poema collage, y causar la impresión de ser un verdadero galimatías, un sin sentido, un desbarajuste, un caos sin flautista de primer orden que pueda detener el desconcierto, como si las palabras y los versos hubiesen salido de una coctelera, para después de unos cuantos tragos reírse o reírnos de nosotros mismos. Sí, reconozco que esto fue lo que pensaron la gran mayoría en esa primera lectura, teniendo por supuesto toda la razón. Pero como la razón, llega solo a lo más próximo, a lo más inmediato, a lo más esencial, creo necesario al menos intentar, que una parte de lo expuesto, esa que va un poco más allá de lo verídico, pueda transmitirnos otras cosas.

La colocación de cada, morfema, lexema, palabra, verso y estrofa, acoplándose magistralmente para mostrar lo que el poeta quiso comunicarnos, así nos lo confirma. Y al final casi como sin querer, parecerá que sí, que todo encaja, que todo está escogido y puesto ordenadamente, siendo capaces si nos detenemos un momento, hasta de oír los latidos de su corazón: to, tar, tan, te. (Con todas sus verdades a imitar / permítanme que les presente). Te, ta, tas, ta, te, ta, tal, ta, ti, ta, te, te. Aliteraciones que salpican todo el poema con una sucesión de sonidos sordos, vibrantes y sonoros, sordos y sonoros, sordos, cuyo resultado es conseguir hacer que nos invada una fuerte sensación de angustia, de tristeza, si me apuras de intranquilidad, que contrarresta significativamente con lo que realmente quisiésemos encontrar: paz, reposo sosiego tranquilidad. Sobre todo para trasmitírsela al angustiado personaje lírico.

Casi de entrada se aprecia que es un poema de versos medidos, en su mayoría endecasílabos propios, de acento obligado en sexta y décima, utilizando de forma descarada el oficio poético y como ejemplo, no hay más que fijarse en el verso que abre la composición.
Por – si – nohu – bie – sen – leí – doa – jo – sé – car – los = 11
Donde utiliza la sinalefa, que unifica palabras que acaban y empiezan por vocales, pensando en este caso que también se contabilizan como vocales, la y, h, aunque en todos los demás quede, por supuesto, en manos del autor utilizar o no la licencia poética que tiene para ello.

La licencia poética es el comodín que posee todo autor para romper o no, las normas: sinéresis que unifica hiatos y diéresis que los separa. A la hora de medir el verso, también tiene presente que si acaba en palabra aguda o monosílaba, se cuenta una silaba más: con todas sus verdades a imitar 10+1 = 11. Y que al acabar en esdrújula una menos: sus labios cancerígenos 8-1 = 7. Así como hacer que sean neutrales, las que son llanas.

Yo diría que en esta composición el poeta huye de los versos fáciles, y arriesga en exceso con los susurros melancólicos que trae el surrealismo cotidiano, haciendo que el hombre mortal encuentre un resquicio de esperanza, una llama que da luz a tanta oscuridad, sobre todo, con esa sinécdoque de Jesús en el último verso de la segunda estrofa: otro inmortal Jesús en los gimnasios. Donde ese Jesús es dios, pero a su vez es también, un vecino, un compañero, un amigo, un familiar, es todas aquellas personas que animan a continuar cada día, a levantar y seguir aun después de haber caído, y para confirmarlo, el autor traslada hasta igualar la identidad humana de José Carlos, con la identidad de ese dios, vivo, actual, presente, pero no con el deseo de ponerse en su lugar, sino por afinidad con el sufrimiento que comparten: detención, condena y muerte en el último verso que mentalmente se pluraliza

Entiendo que la poesía en este mundo del aquí y el ahora, ésta que se recita de golpe, y al instante siguiente ya es pasado, ésta que por supuesto duele acaso por tener que pensar, resulte difícil, complicada, oscura, tal vez innecesaria por acercarse a los sonidos semejantes todos los días. Pero como tengo en tal alta estima la inteligencia del ser humano, sé que puedo moverlo de su círculo de confort, ponerlo nervioso, hacer que trastabille y caiga, para luego totalmente fortalecido, disfrutar en cada momento de esa poesía que abre todas las puertas del alma y de la calle para mostrar complaciente todos esos mundos que se encuentran entrevelados detrás de tantos corazones, de tantas cabezas, de tantas miradas. Pienso que leer o escuchar poesía supone dejarse llevar, salir de la rutina por un sueño de intenciones, elevarse y penetrar verso a verso, los distintos lugares de un alma juguetona y confidente, siendo por ello, que avanzando entre estas premisas, podría decirse que tras una primera lectura, queda claro que el autor busca presentar de golpe, una poesía rasgada de forma diferente, en la que para llegar al desenlace final, el hilo conductor lo enhebran las sinécdoques de José Carlos, de Beyoncé y de Jesús, introduciéndonos en la experiencia del ser humano como esas partes de un todos que son los hombres, con sus tropiezos y sus preguntas. Para confirmarlo, nos lo expresa con otras tres sinécdoques, acaso menores, pero no menos importantes como son: los labios, las piernas, el cerebro, partes importantes de su cuerpo

En esta composición, cuentan los versos y las palabras dichas, pero sobre todo cuentan los silencios y los versos omitidos. Es un poema circular, un camino que nos lleva desde el José Carlos del primer verso, hasta ese alguien sin nombre del último, ese alguien que ayer fue detenido ¿Por qué? La única conclusión a la que se llega, es: por haber nacido.

Interpretación libre

Por si no hubiesen leído a José Carlos. O a Juan a Pepe a Luis ¿qué importa quién? no importa nada, lo único que importa es que tienen todas las verdades, como hombres, como humanos, como seres imperfecto que sin explicación aparente se presentan como una sinécdoque que va ampliando mentalmente las partes de un todo. Una contradicción que de tanto ser esa verdad revelada por la razón y por el verbo, se transforma en mentira

permítanme que les presente

con este nunca o beso que se olvida Donde nunca o beso es la metáfora necesaria para representar al hombre, al beso del hombre con su destino, ese beso que dieron esos labios de hombre, cancerígenos y provocadores que se bajan en la próxima estación, abiertos a todas las verdades a imitar siempre entre las mohosas paredes del tiempo. Ese beso que se dio tal vez furtivamente, ese entre tantos es el que nunca se olvida.

Las hipérboles exageraciones tanto por defecto como por exceso de todas y nunca hacen de contra peso para sostener la composición.

sus labios cancerígenos, no nos los presenta como son, sino que nos dice lo que significan y sorprendentemente nos los iguala con un ídolo de masas actualizado que pone los tres versos en el mismo plano.

Sus labios cancerígenos metáfora simbólica = labios cortantes = labios infectados = labios de muerte
Labio = juventud = insinuación = sonidos = silencios = voces = palabras = miedo = peligro = tabú = felicidad
Cancerígeno = juventud = insinuación = sonidos = silencios = voces = palabras = miedo= peligro = tabú = felicidad
Beyonsé = juventud = insinuación = sonidos=silencios=voces=palabras = miedo= peligro = tabú = felicidad
Provocadores = juventud = insinuación =sonidos = silencios = voces = palabras = miedo= peligro = tabú = felicidad

igual que Beyoncé es un símil y además es sinécdoque como José Carlos del ser humano

provocadores hipérbaton a labios cancerígenos

bajándose en la próxima estación. metáfora simbólica, metáfora de tránsito, metáfora abierta a diversas interpretaciones. Estación de autobuses, de tren, de metro, estación del año, estación de la vida del hombre

Mordiendo piernas y gotas de lluvia, donde piernas, es alimento para el cuerpo y gotas de lluvia que alimentan el alma, mordiendo piernas = dolor = alimento del cuerpo por la carne y el alma por el sufrimiento gotas de lluvia = lágrimas

la globalización de su cerebro el conjunto la totalidad
inevitablemente representa
otro inmortal Jesús en los gimnasios. En los gimnasios es una sinonimia de lugar abierto a la calle, a casa, al hoy como presente ampliado, metáfora del trascurrir del tiempo, pero también podría representar el no pensamiento, ese dejarse llevar, ese dormir sobre su blanco absoluto.

anáfora omitida del primer verso enumeración
Especialista en la gestión del mundo
malversador de instantes,
alguien sin nombre ayer fue detenido.
La humanidad a pesar de nacer libre de poder decir o hacer lo que le venga en gana, por toda la carga histórica del mundo desde su nacimiento su libertad fue detenida

Beyoncé representa lo general actualizado, Jesús lo general pasado y entre estas dos generalizaciones se mueve José Carlos como individuo, como ente canalizador al que se adhieren las formas contenidos.

Alguien sin nombre es un poema abierto a tantas interpretaciones como lectores lo tengan en sus manos.


ALGUIEN SIN NOMBRE (tras desaparecer el hipérbaton)

Por si no hubiesen leído a José Carlos
con todas sus verdades a imitar,
con este nunca o beso que se olvida,
permítanme que les presente
sus labios cancerígenos y provocadores,
la globalización de su cerebro
malversador de instantes,
igual que Beyoncé
bajándose en la próxima estación.

Por si no hubiesen leído a José Carlos
mordiendo piernas y gotas de lluvia
inevitablemente representa
otro inmortal Jesús en los gimnasios.

Por si no hubiesen leído a José Carlos
especialista en la gestión del mundo,
alguien sin nombre ayer fue detenido.

viernes, 21 de noviembre de 2014

POEMAS PARA CREAR ESCUELA V Ronald Campos López




Sorprendente.
Para este blog de poesía última contar en este espacio con Ronald Campos López es un gran honor a mano alzada. Espero que, a todos ustedes, vosotros, tú, elevéis al cielo falso de Machado la misma conformidad.

Ronald Campos López es un jovencísimo y sorprendente poeta de Costa Rica, donde tienen la suerte de leer sus artículos en: Educación, Kañína, Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica. En España colabora en Cauce y en Italia en Artifara. Actualmente, realiza sus estudios de doctorado de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Valladolid, España.
Un trotamundos literario, desde su perspectiva trascendentalista, miembro del Círculo de Poetas Costarricense y del Grupo Samarkanda, es autor de poemarios como: Deshabitado augurio (2004) Hormigas en el pecho (2007) Navaja de Luciérnagas (2010) Varonía (2012) Mendigo entre la tarde (2013) y La invicta soledad (2014) al que pertenece LOS RIESGOS DEL LABIO el poema para crear escuela.

Gracias Ronald por habernos, haberme dado tanto.

Hoy que el mundo se mueve sobre todo por esas delicadas hebras de acero del interés, ¿qué argumentos nos propondrías para que éste u otros mundos, leyese tu poema?

Gracias por considerar uno de mis poemas. A ver, te respondería: Tanto este como otros mundos aguardan un fin, pero no definitivo, sino regenerativo, y es en el amor, en la cotidianidad amorosa, doméstica, erótica y mística donde esta muerte se adelanta, se ensaya o se actualiza, dejando que ese hombre y esa mujer, esos dos hombres, esas dos mujeres encuentren lo infinito en lo finito, lo trascendente en lo inmanente.

LOS RIESGOS DEL LABIO

Morir siempre es ganarle
al ruiseñor lo que ha olvidado

Morir es siempre arriesgarse a ser de nuevo un niño.
Incluso cuando la muerte
tampoco existe,
¡incluso cuando la muerte
tampoco existe, pero se ha detenido ahora a esperarnos!

Todo se lo he robado
con un beso a la muerte.
Todo como hacernos el amor
entre interrogaciones
temibles en la tarde.
¡Todo como tus piernas,
monedas olvidadas
entre mi noche!
Todo como tu pelo antes, cada mañana antes
de asumir terrenal algún trabajo.
Todo como prosperar simplemente
semejante a la paz
sobre tu cuerpo.
Todo como advertirle al infinito
que en la muerte él
también será vencido.

Todo se lo has robado amado mío,
Con un beso a tu muerte y a mi muerte.

Ronald Campos López

viernes, 7 de noviembre de 2014

UNA SOMBRA ELEFANTE



Por un instante me sentí superior, enfebrecido, intratable... como el nieto de las crónicas iluminado por la magia de un Livingstone protagonista. Desperté, próximo al tañido etéreo del aliento que unifica los mundos y regala, en ocasiones, la cama sin hacer de la felicidad. Tras abatir la pieza, fue como si toda la sabana se hubiese quitado de golpe su penumbra matutina, como si toda la sangre, hasta entonces retenida por el encuentro, volviese a correr cada vena, reactivando con deleite todos los miembros dormidos.

Es obvio, que, en el óleo pintado del alma, en la inmensidad de la llanura, las huellas de los elefantes son fácilmente distinguibles y sencillas de seguir, pues, como ya quedó dicho en la parábola; las otras especies, hunden y pierden las suyas dentro de estas. Abatirlo al sol vertiginoso de la impaciencia, a los sesenta metros que salpican de incógnitas y orgullo la distancia, a pesar de que todas las premisas nos sean favorables, resulta un poco más complicado. 

Y aunque sí, es cierto que siempre habrá excepciones, que, como hiciese aquel David, ponga de culo al Goliat elefante con un solo disparo certero en la cabeza; la mayoría de las veces es preciso utilizar, en el mapa infinito de su cuerpo, hasta cinco negaciones y una afirmación: dos avispas que le alcanzan en el muslo, un mosquito en la piel de la memoria, y tres miradas, como de azul y buenas noches, en la caja grandísima de los latidos. La mía, diminuta e insignificante, solo crece cuando se enamora. Seis intentos a este lado sucio del cristal, seis disparos, seis gritos que tiritan de luces y se encharcan de sombras. Una pieza admirable, que cuando se siente caer al fondo de la mañana, provoca el mismo estruendo que provoca el mundo cuando se derrumba. 

Siempre pensé que el rostro de los hombres se desabotona al paso de las horas y muestra su cansancio solo al final de los días. Pensé que, si una diana era destellante como el cielo iluminado por el vuelo de las luciérnagas, ningún mal cazador podría fallar. La experiencia que pasea alocada por el valle de las arrugas hace qué de inmediato actualicé ese pensamiento. Pues, en lo que no pensé, mientras cargaba y disparaba siglos de ignorancia y días de arrebato fue en la teoría, esa que dice que, a más volumen en los pretextos de la luz que se extiende desde el ojo al aire; menos penetración. 

Sí, reconozco que el safari estaba programado para otros, pero, cuando nos lo propusieron, solo necesitamos un instante para asentir. Poco después, casi como en una fantasía, admirábamos desde el cielo, la nube de espuma que se crea, al golpear el río la mañana, y así, una vez en el campamento de Victoria Falls; mientras los habitantes del poblado nos daban la bienvenida con cánticos y bailes; sudorosos por el sol de las doce, incrédulos, nos pellizcábamos para reafirmar la certeza. Como único equipaje teníamos las armas que colgaban del hombro, el otro el que habíamos facturado y que incomprensiblemente nunca echamos en falta, se había perdido. 

Lejos quedaban las trenzas del agua en la bahía, las medias verdades del asfalto, los besos de la buena suerte. Aquí, en estos paisajes donde las sonrisas se renuevan y cambian de postura en cada amanecer, donde los ojos duelen de recorrer sin brújula los mapas del mundo a la deriva, donde las horas tropiezan con la mala leche del sol que nos abrasa y nos alumbra a favor del viento... aquí solo queda terreno y más terreno ondulante, para en el peor de los casos, meditar.

Las palabras siempre tan escuetas cuando se trata de expresar sentimientos, en estos espacios tan amplios, apenas si nos sirven de vínculo comunicativo; es la semiología de los gestos y las señales lo que mejor se entiende, por eso nuestro guía, de pronto levantó la mano y la extendió hacia el horizonte, hacia allí donde pacía aquiescente la manada.

Bajo el marchito azul de la tierra nativa, seguimos durante mucho tiempo los senderos desnudos del mundo que cumple su destino. Y seguimos las huellas de los elefantes marcadas en el barro, como una llave que, sin girar, nos llevan hasta el estrecho paso que separa el mediodía desnudo del lamento y la muerte. Las seguimos hasta distinguir en el rojo afilado del estío, nubarrones sobre el corte pedregoso de una montaña. 

Desde nuestra posición, salpicados por el terreno, distinguíamos acacias, mopanes, miombos, tecas... parte de una vegetación malva, y verde oscurecido, constelaciones que proporcionan borracheras de sombra y sueño. Sombra gratificante, sombra deseada, fresca sombra capaz de hacer dudar si seguir o quedarse. Solo fue un momento, lo sé, pero reconozco que la tentación, quiso acercarme su mano intrusa, mano a la que ya iba ciego del cansancio y la sed, cuando nuestros ojos y todos nuestros sentidos, bailaron al descubrir el objetivo de nuestro viaje. Un tatuaje en la piel del elefante.

Nos acercábamos con sigilo, pidiéndole a todos aquellos que pudiesen hacer algo, que no cambiase el aire. Nos detuvimos a una distancia prudencial y observamos como ajenos a nuestra presencia comía y jugueteaba la manada. Pacientes esperamos la mejor ocasión. Esta se presenta momentos después cuando un gran macho viejo, acaso sabedor de lo que iba a suceder, se aleja del grupo unos metros y se pone descarado a mirarnos. Recuerdo que pensé en la distancia de sus ojos, en la inmensidad de su mundo interior, en los días de alimento que iba a suponer para la tribu. La adrenalina aceleraba todo mi ser, el corazón estaba a punto de saltar y salir corriendo, la presión en las sienes me nublaba la vista.

Tal vez excesivamente confiado, coloco mi Blazer sobre la vara, apunto al centro de la cabeza y disparo, totalmente convencido de que algo iba a caer y, sin embargo, en el último instante con un leve movimiento que hizo el animal, el proyectil, del 3.75 de punta blindada, pasó apenas sin rozarle. Vuelvo a cargar, apunto y disparo y disparo y disparo hasta seis veces seguidas.

Qué razón tenía Rilke cuando escribió que: "Lo bello no es sino el comienzo de lo terrible, ese que todavía podemos soportar; y lo admiramos tanto porque, sereno, desdeña destruirnos".


viernes, 24 de octubre de 2014

ENTERRADOR DE GUERRAS



Me quema este aire que tanto transito.
Me besa anárquico y confidencial,
Me desnuda de urgencias, de nostalgias,
de rojos, de guiños, de multitudes,
toma impulso y no hay distancias
que no recorran sus besos.

Es probable que mis brazos de inútil
enterrador de guerras y de brindis,
vayan hasta tu mundo de verso a saludarte,
que rodeen de mañanas tu cintura,
que frieguen los platos de la discordia
y cubran de caricias los conflictos de tu piel,
de tu geografía tan besada de agua.

Me quema tanto esta clausura de mundo,
de ciudad nuevamente edificada
sobre este tamizado
terremoto de existencias,
sobre este dos mil cuatro inteligente
que se abre luminoso en la cocina.



Perteneciente al libro “De todo lo que no se pierde” que puedes leerlo en:Bibliotecas del Ayuntamiento de Madrid. - Andalucía. Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía. - La Rioja. Red de Lectura Pública de la rioja. - Principado de Asturias. Red de Bibliotecas Públicas de Asturias.

lunes, 20 de octubre de 2014

ABSURDOS DE LA CALLE




La calle vuelve a ser hoy,
el solido diseño
de esta cabeza nuestra
tan turística siempre,
tan transitada de mañanas
de vidas que acuden y esperan
la llegada de esos últimos metros,
que vienen tan puntuales
y nos llevan tan deprisa al olvido.

             De todo lo que no se pierde

jueves, 9 de octubre de 2014

Solo recuerdos



Hasta que mi cabeza no vuelva a estar en sus sitio, y eso por lo que parece irá para largo, he de comunicar que no os regalo más versos, (después de ocho años he llegado a la conclusión de que todo lo que se regala no se aprecia) por lo que, si me queréis seguir leyendo, que particularmente, claro está, me importa un huevo con patatas y cebolla, tendréis que buscaros otra forma de hacerlo. Bien en las bibliotecas, bien comprando mis libros, bien ignorandome como hasta ahora habéis hecho. A mí entender, no se han alcanzado los objetivos fijados.