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martes, 11 de septiembre de 2012

NUESTROS DELITOS



Ya que no viviremos mucho
habrá que detenerse alguna vez
a pensar y pensar
que no se puede ir por la acera
poniendo marcapasos
al ladrido de los perros,
ni se puede limpiar
debajo de las uñas
su intransigencia  niebla.

En esta ciudad donde nadie se fija en nada,
tendremos que alquilarnos la chaqueta
de la triple locura que nos habla en domingo,
sacudirnos el rojo de algunas lejanías,
la caspa dolorosa que cuelga del respaldo
e inevitablemente nos inclina.
Que me dejen llorar.

Lo cierto es que antes de morir
tendremos que inventar nuestros delitos.
Tendremos que dejarnos mover por sus detalles,
tendremos que esquivar algunos de sus diálogos.
sus tropiezos y sus acusaciones.
Que no me mientan más.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

AMOR. AMOR. AMOR TODO ES MENTIRA




He aprendido tras mucho tropezar,
con los daikiris y el verano,
de tres a siete cosas
que basan sus estudios
en la nostalgia del erotismo,
en las visiones de los espíritus que suben
desde las raíces hasta la boca.

Filosofías sin pulir
a las vísperas de alguna inquietud virginal,
en las que muere al aire libre
la falsificación de los orgasmos.

Técnicas en pijama
que asientan sus jadeos
sin hacer mucho ruido.
Hombre con hombre
claridades del alba
cuando se va sin dar las gracias.
Una luna que se impregna de otra luna.

Poco me importa
lo que digan hoy
a la vejez de mis bautismos,
los abrazos de algunas maldiciones.
El amor fastidioso de la gente normal,
los enfermos de las audiencias,
el ruido insoportable
de la creación.

Supongo que cualquiera puede ver
la parte cronológica que baila cada noche
sobre esta alfombra de cenizas
a las puertas de mi alma:
un imperio asediado,
los lugares apócrifos, abriéndose de piernas
bajo las catedrales
destartaladas como mi corazón a besos.

viernes, 31 de agosto de 2012

NOTATETI





Me pongo los zapatos y el sombrero,
acaso, y tú lo sabes, demasiado festivo
como para salir a despistar las sombras
de las borracherias que me llaman.

Sus camareras
cortan limones,
y los cuchillos
sus culpabilidades.

Siempre me impresionaron
las pupilas de abstemia
detrás del altar del licor.

miércoles, 29 de agosto de 2012

COMIENZO




Tuve dieciséis años
en la prehistoria de las cosas,
y ahora que cumplo sesenta y uno
con los ojos eternamente abiertos
guardo aquí en mi cabeza sus detalles:
las caricias del agua mientras fui nadador
tus labios con las gotas de la última sequía.
En los costados de esta noche, noche
al bullicio de tus caderas,
ese regusto de lo nuevo
a nueva juventud.
Tuve dieciséis años
y todavía van conmigo.

martes, 14 de agosto de 2012

EN TU ESPALDA





Pintura de Carmen Santiago Castaño Sutil desnudo Oleo sobre lienzo 1x60


Existes. Sí, yo sé que existes.
Mides solo unos centímetros
de salvaje incertidumbre.

En este mundo mío
de estrellas pequeñitas
que van al vertedero,
de bosques comentados
por cualquier primavera
saturada de dioses,
la sonrisa del mar
que pasea sin luz el purgatorio,
se refleja en tu espalda.

Me alimento de citas y discordias
de batallas en el abismo
del que salió la arcilla
de la que tú estas hecha.

Mientras desaparecen
rápidamente de la mesa
los platos de espagueti,
seguro que alguien
tirado por el suelo,
proclama el mal olor
de las retrospectivas,
de un cuerpo moribundo
y un párpado sin traje
entre agosto y septiembre,
doce horas de trabajo al día.

¿Cuanto descuento tiene
una vez cada nunca
la sonrisa de Dios
a la vejez de esta noche festiva?

martes, 7 de agosto de 2012

CATILINARIAS





No es extraño que me persigan.
Mis ojos lo ven todo con ese desencanto
que les viene mordido a las historias del ayer.
Mi dedo les señala, mi voz se lo recuerda.

Yo no soy nadie y soy todas las cosas:
un misterio que se columpia de este planeta,
un cuerpo que al quemarse contamina.

Transformado mi espíritu,
revoltoso e ignorante,
Carmen de lunes
me dispongo a saltar
con parapente desde las cornisas.
Sin aspavientos, sin esperar nada.

A buen seguro,
envuelto en mis andrajos
tendría que haber dicho
todo lo que yo sé
de esas ciudades que se inventan
viejas sentadas gotas
a las que nunca fui en low cost.

Sus monumentos piden la palabra
tal vez para exponer su historia,
hecha al gusto de los turistas
y ocultar así los huesos que hay
debajo de sus piedras:
volcanes inactivos,
los ojos y las manos de los hombres,
las huellas de las lumbres
que ayer nos calentaron.

Sus calles cuentan día y noche
los secretos, secretos de todos los vecinos,
esa sensación que va de su sombra al infinito
personaje mortal que hace de guía

A sus muros creciendo como yo me pensaba
les gusta sentir el sol de la tarde,
dando con fuerza en el costado
de las preocupaciones,
de ese albañil que juega una partida
con los nombres de los que ya se fueron.

No es extraño que nadie quiera resucitarme,
que me marginen, que me destruyan.
Represento ese pasado que se debe olvidar

jueves, 14 de junio de 2012

EL MUÑECO DE LOS SEMÁFOROS






Todos nuestros recuerdos del Caribe,
de cuatro a siete instantes bajo tierra,
de treinta pensamientos
que van sin decir nada a la hecatombe:
son difíciles de extirpar
como el blanco excesivo de mis venas.

Hoy que nos crucifican, en cada amanecer,
resulta interesante saber casi de todo:
de lanzar piedras a los amigos
y besos sobre los moratones
de los imperios y las ciudades,
del origen de nuestra conciencia,
de las constelaciones que vienen
llorosas a dormir en mi cama.

No, no me levantes la voz
para decirme que me quieres,
no seas como el mundo
que disimula con los gritos
sus equivocaciones

En este día a día
aunque nos ensuciemos,
no conviene olvidar,
la mecánica del automóvil,
del patinete con el que se deslizan
las mariposas por el corazón y las arrugas.
El movimiento cada vez más rápido
de los aviones que nos llevan.

Hoy, que por no saber, no sé, ni si amanece:
las distancias que no se dibujan con las manos,
ni se columpian de los mechones del planeta,
construyen puentes de harina de mijo,
abren la senda de regreso,
y de par en par las ventanas
con vistas a los cinco continentes,
mientras, esperan que cambie el color
del muñeco de los semáforos,

Hay recuerdos que se perdieron como tu falda:
paso a paso, distancia a distancia, calle a calle, dolor a dolor.