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viernes, 16 de diciembre de 2011

EL VAGABUNDO DE MI PUERTA




Quiso ser en mi puerta: luminoso catálogo, liso y desternillantes, provocadora envoltura de jueves, la llave anaranjada de algún mundo asilvestrados, telefonista de los grillos, vendedor de humildades.

Sólo bebía los cuatro licores de las encuestas, las luciérnagas que de mí se alejan, los residuos de luz que filtraban las nubes, el doliente reverso de todos los centauros.

No alcanzo a recordar, si en alguna ocasión, pagué por amargarle un poco más las horas.

jueves, 15 de diciembre de 2011

MAXIMIANADA Nº 26



Una piedra que se lanza al centro de los ojos,
rompe todos los cristales del lago,
para poder así beber las elegantes transparencias del día.

MAXIMIANADA Nº 16


Aquellos que hoy me niegan:
seguro que mañana me negarán también.
No les guardo rencor,
me admira su certeza por las cosas distantes.

martes, 13 de diciembre de 2011

MAXIMIANADA nº 11


La distancia no borra
la estupidez,
ni la olvida en el tiempo

martes, 8 de noviembre de 2011

VUELOS DE LA MEMORIA





Este día y otros días que nunca se detienen,
ni desvisten al beso o a la noche o al recorrido
de mi mano entre tus muslos y el mundo,
allá por donde van descabellados
como si no doliese nada,
roza sin querer el horizonte de las cosas.

En el escaparate de los días
se pueden mirar los tres maniquíes
que representan mis edades.

El día a día pasa vuelo de la memoria.
Mira, fíjate, nunca pierde la compostura.
Finge un orgasmo por segundo
y si es preciso inventa cada dos:
todo un color trágico, una enmienda,
un parlamento o su perfume,
algo así como la lengua que vuela
y tensa el puente de tus labios.
¿Lo sabías, verdad?

El día a día escapa y vuelve
vestido con otro día igual,
igual o parecido.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Brillaban en la altura cual moribundas chispas - TODOS LOS DÍAS -


Brillaban en la altura cual moribundas chispas
las pálidas estrellas,
y abajo..., muy abajo, en la callada selva,
sentíanse en las hojas próximas a secarse,
y en las marchitas hierbas,
algo como estallidos de arterias que se rompen
y huesos que se quiebran.
¡Qué cosas tan extrañas finge una mente enferma!

Tan honda era la noche,
la obscuridad tan densa,
que ciega la pupila
si se fijaba en ella,
creía ver brillando entre la espesa sombra
como en la inmensa altura las pálidas estrellas.
¡Qué cosas tan extrañas se ven en las tinieblas!

En su ilusión, creyose por el vacío envuelto,
y en él queriendo hundirse,
y girar con los astros por el celeste piélago,
fue a estrellarse en las rocas, que la noche ocultaba
bajo su manto espeso.

                                               Rosalía De Castro

TODOS LOS DÍAS 

Sé que estoy condenado solo por respirar la contaminación del hombre,
del polvo que sin duda cubre los mandamientos de la vida humana,
de algún ser arrogante detrás del cataclismo de los ojos y sus tragedias.

Aquí, sobre este tronco, sobre esta tierra, sobre este asfalto
dónde se escuchan los ecos vitales
de las marchas festivas de los jueves,
del corazón despierto,
de unos labios que me saludan
aún sabiendo que aquí, nada está permitido;
yo me rebelo y en pleno día a la vista de todos me cambio el traje,
y oculto en mi apariencia informal
me visto mileurista de currículo
de esclavitud de los trabajos diarios,
de héroe de comic de carne y hueso
de apocalipsis y agitación,

Me desvisto y voy a ti, a cuerpo descubierto
a deshacer la cama, a luchar contra todo
y contra todas esas plumas del edredón
que inexplicablemente emigran
para formar en los extremos
montañas infranqueables
como las apariencias del infinito en fuga
o de ese ayer sin lengua en tus caricias

Todas esas criaturas
que por no dormir nacen en la noche
frente a los telediarios:
siempre me estremecieron,
como el sabor del pez espada
después de una disculpa,
igual que las sonrisas
en el rostro de algunos personajes
que deambulan por los pasillos
de la imaginación,
lo mismo que la sombra,
que tú controlas y yo niego.

Esa sombra de madre, que siempre nos sostiene
en el vértigo de un día sin aperitivo,
esa que también se desmaquilla y permanece
sigilosa, nocturna, blanca huida de la luz,
pendenciera detrás del cristal,
siempre a punto de dar la vuelta
para que no se le vean las arrugas.
Y al medio día, cuando el sol rompe los visillos
que cubren las cabezas de nuestro apartamento,
se sienta detrás de los bancos
de antiguas soledades,
haciendo que nos duela tanto el mundo.

Sí, en muchas ocasiones
mientras se consumaba nuestro amor,
fui consciente de que moriría por la noche,
atragantado por un pensamiento
de cualquier Fukushima azul,
que todo lo que intento me condena.

jueves, 21 de julio de 2011

POEMAS PARA CREAR ESCUELA IV Montserrat Doucet


En esta ocasión POEMAS PARA CREAR ESCUELA tiene dos propósitos engarzados entre sí como dos joyas que adornan dos universo. Uno es el de acercaros este magnífico poema nº 6 que podéis encontrar en el libro: “Grafiti” y el otro homenajear personalmente a su autora Montserrat Doucet, quien dice qué: "la poesía debe entrar por el oído y tocar el corazón". Y esto, sin duda, lo saben muy bien, todos aquellos que leyeron sus libros anteriores: “Paisaje hacia lo hondo” o “Culpable de milagros” o “El invierno de la rosa”
Exquisitamente sensible, Montserrat es el puente necesario entre el mundo y los lectores de poesía.

Hoy que se mueve el mundo, sobre todo, por esas delicadas hebras de acero del interés. ¿Qué argumentos nos propondrías para que este u otros mundos leyesen tu poema?

"A veces al concebir o al leer un poema, el tiempo se detiene y traspasamos la puerta. Al otro lado está todo lo que fuimos, la tenue trama que nos enlaza con el universo para bien o para mal".

Montserrat Doucet


6

Una salamandra duerme en el filo de una hoja
en este jardín que la ciudad mendiga.
Pero es pronto aún para un incendio

Despierta a la presencia del cuchillo
y a la del fuego, insomne tras la puerta.
Quieren saltar a nuestras vidas
y deshacer el nudo entre los dedos.

Mas paseemos…
aún es tiempo bajo las frondas.
Y cuando ardamos,
que sea para estar aún más cerca.