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miércoles, 31 de agosto de 2011

Brillaban en la altura cual moribundas chispas - TODOS LOS DÍAS -


Brillaban en la altura cual moribundas chispas
las pálidas estrellas,
y abajo..., muy abajo, en la callada selva,
sentíanse en las hojas próximas a secarse,
y en las marchitas hierbas,
algo como estallidos de arterias que se rompen
y huesos que se quiebran.
¡Qué cosas tan extrañas finge una mente enferma!

Tan honda era la noche,
la obscuridad tan densa,
que ciega la pupila
si se fijaba en ella,
creía ver brillando entre la espesa sombra
como en la inmensa altura las pálidas estrellas.
¡Qué cosas tan extrañas se ven en las tinieblas!

En su ilusión, creyose por el vacío envuelto,
y en él queriendo hundirse,
y girar con los astros por el celeste piélago,
fue a estrellarse en las rocas, que la noche ocultaba
bajo su manto espeso.

                                               Rosalía De Castro

TODOS LOS DÍAS 

Sé que estoy condenado solo por respirar la contaminación del hombre,
del polvo que sin duda cubre los mandamientos de la vida humana,
de algún ser arrogante detrás del cataclismo de los ojos y sus tragedias.

Aquí, sobre este tronco, sobre esta tierra, sobre este asfalto
dónde se escuchan los ecos vitales
de las marchas festivas de los jueves,
del corazón despierto,
de unos labios que me saludan
aún sabiendo que aquí, nada está permitido;
yo me rebelo y en pleno día a la vista de todos me cambio el traje,
y oculto en mi apariencia informal
me visto mileurista de currículo
de esclavitud de los trabajos diarios,
de héroe de comic de carne y hueso
de apocalipsis y agitación,

Me desvisto y voy a ti, a cuerpo descubierto
a deshacer la cama, a luchar contra todo
y contra todas esas plumas del edredón
que inexplicablemente emigran
para formar en los extremos
montañas infranqueables
como las apariencias del infinito en fuga
o de ese ayer sin lengua en tus caricias

Todas esas criaturas
que por no dormir nacen en la noche
frente a los telediarios:
siempre me estremecieron,
como el sabor del pez espada
después de una disculpa,
igual que las sonrisas
en el rostro de algunos personajes
que deambulan por los pasillos
de la imaginación,
lo mismo que la sombra,
que tú controlas y yo niego.

Esa sombra de madre, que siempre nos sostiene
en el vértigo de un día sin aperitivo,
esa que también se desmaquilla y permanece
sigilosa, nocturna, blanca huida de la luz,
pendenciera detrás del cristal,
siempre a punto de dar la vuelta
para que no se le vean las arrugas.
Y al medio día, cuando el sol rompe los visillos
que cubren las cabezas de nuestro apartamento,
se sienta detrás de los bancos
de antiguas soledades,
haciendo que nos duela tanto el mundo.

Sí, en muchas ocasiones
mientras se consumaba nuestro amor,
fui consciente de que moriría por la noche,
atragantado por un pensamiento
de cualquier Fukushima azul,
que todo lo que intento me condena.

jueves, 21 de julio de 2011

POEMAS PARA CREAR ESCUELA IV Montserrat Doucet


En esta ocasión POEMAS PARA CREAR ESCUELA tiene dos propósitos engarzados entre sí como dos joyas que adornan dos universo. Uno es el de acercaros este magnífico poema nº 6 que podéis encontrar en el libro: “Grafiti” y el otro homenajear personalmente a su autora Montserrat Doucet, quien dice qué: "la poesía debe entrar por el oído y tocar el corazón". Y esto, sin duda, lo saben muy bien, todos aquellos que leyeron sus libros anteriores: “Paisaje hacia lo hondo” o “Culpable de milagros” o “El invierno de la rosa”
Exquisitamente sensible, Montserrat es el puente necesario entre el mundo y los lectores de poesía.

Hoy que se mueve el mundo, sobre todo, por esas delicadas hebras de acero del interés. ¿Qué argumentos nos propondrías para que este u otros mundos leyesen tu poema?

"A veces al concebir o al leer un poema, el tiempo se detiene y traspasamos la puerta. Al otro lado está todo lo que fuimos, la tenue trama que nos enlaza con el universo para bien o para mal".

Montserrat Doucet


6

Una salamandra duerme en el filo de una hoja
en este jardín que la ciudad mendiga.
Pero es pronto aún para un incendio

Despierta a la presencia del cuchillo
y a la del fuego, insomne tras la puerta.
Quieren saltar a nuestras vidas
y deshacer el nudo entre los dedos.

Mas paseemos…
aún es tiempo bajo las frondas.
Y cuando ardamos,
que sea para estar aún más cerca.

domingo, 17 de julio de 2011

MORELIA VIRIDIS




Solo se te veía en el National Geographic,
en los tatuajes del hombre al principio del hombre,
en los terrarios donde vagamente nos conocimos,
en las páginas de algunas revistas científicas
como modelo muy, pero que muy cotizada.

Eras parte de un árbol
con el rostro de ayer al aire,
antes de que los ojos
se arrepientan de su juventud.
De ti soñaba ver todas las ramas
el sol del horizonte frente a Dios.

Sí, me duele saber que tú ahora
te exhibes en los bajos de algunos rascacielos,
con horario continuo,
allí donde se dice de las culpas
que son las alas de la tierra,
justo en la estancia que más se visita.

Cuando te conocí, recuerdo
que vivías por horas de alquiler,
y a veces en tu cintura
por el simple color de tus escamas,
se atragantaba mi perpetua bestialidad.

Aún así, por más que me interroguen
no pienso desvelar ni mi secreto ni el tuyo
vestiré tu piel hasta que me muera.

martes, 19 de abril de 2011

TU BOCA QUE ME VISTE Y ME DESTRUYE, pág., 36



No, no soy yo ese poeta
que aún antes de ir al sueño,
siente como va y se precipita la memoria,
sobre algo incomprensible, sobre todo violento,
sobre nada nuevo que suceda en mi cabeza.

Soy consciente, de cual es la sensación que causan
sobre mi cuerpo las hormigas.

Sé que soy, si me miras hoy con detenimiento:
un habitante falso, esa sensación, de que algo
se firma de urgencias dentro del cristal,
el envés depilado de algunas ironías,
la deshonra de la luz de la especie,
aquí alarido que penetra y repta,
allí las horas vivas que emulan a los maestros,
el final anciano que acerca un verso de niño.

Sé que me duele animal esta necesidad
que tengo del latir del mundo,
aunque no me arrepienta
aunque me transparente;
esta necesidad que tengo por recorrer
la lejanía del carmín de una desmemoria:
ésta que viene y me eleva y me ofrece
un parlamento. Dentro va tu boca.
Tu boca que me viste y me destruye.

jueves, 30 de diciembre de 2010

EL ROSTRO DE WALT WHITMAN



De vacaciones,
en la pared de mi cabeza,
hay un concierto
de ritmos sin molduras,
el rostro rasurado de Walt Whitman:
una danza de instantes en tus senos,
calles con olor a paraíso
al que sin duda
se aferran mis cadencias.

Deja que pinte los jadeos
de un prado en tu azotea,
cualquier curiosidad de la luz sin su forma.
Un río en la mejilla, una constelación
donde nacen y duermen los encuentros,
esa fugacidad de luna que nos invade
cuando desaparecen los pijamas.

En el cartel que nos anuncia
como amantes del mundo,
hay vidas que no se detienen
mientras recorren los dedos la espalda,
mientras suena Amaya Montero,
mientras pasan las hojas de hierba.

jueves, 9 de diciembre de 2010

POEMAS PARA CREAR ESCUELA II Julieta dobles


Me siento emocionado. Hoy, desde POEMAS PARA CREAR ESCUELA tengo el honor de presentaros a Julieta Dobles: una poeta sencillamente GRANDE, magnifica, genial. Todos aquellos que hemos tenido la suerte y el privilegio de aprender a su lado, creo que entienden lo que quiero decir.
Accésit del Premio Adonais en España y distinguida con el Premio Nacional de Poesía en Costa Ricas, se podría decir que son sus mejores avales, y sin embargo yo la destacaría como persona por su grandísima humanidad. Gracias Julieta.

Hoy que el mundo se mueve sobre todo por esas delicadas hebras de acero del interés, ¿qué argumentos nos propondrías para que éste u otros mundos, leyese tu poema?

Querido Max: He leído tu mensaje, y con gusto te presto mi poema y todos los que quieras.
Respecto a tu pregunta, en realidad la poesía es una iniciación, y desgraciadamente no todo el mundo está listo para recibirla. Necesitamos preparar mejor al gran público, sobre todo a los jóvenes para que lean con provecho y placer la poesía que tantas puertas puede abrir a sus lectores. Por lo tanto, yo creo en volver a leer poemas que hablen al ser humano actual en escuelas y colegios, como antes

Falacia patética

La muerte siempre llega a las tierras hermosas.
La senectud también,
con su terrible estertor sibilante.
Y el dolor con su brasa agotadora,
todo llega, aunque el aire sea azul y perfectísimo.
Aunque la mano verde de la vida
extienda sus fulgores sin sed sobre los prados,
tendremos ya la sed, si nuestra sangre
marcha penosamente, presagio de agonías.

El paisaje es un templo,
un cortinaje, un escenario, un buque
que está allí. Lo tomamos
y le damos mil formas de delirio y apego.
Lo hacemos nuestro, creamos sus colores,
sus formas, su alegría, sus silencios, su música.

¿Quién no ha enterrado a algún amigo
bajo un cielo sin penas,
inoportunamente azul hasta la asfixia?
¿Quién no ha gritado de rabia o de despecho
en una noche blanca de luna inverosímil?
¿Quién no ha llorado junto al mar glorioso
como una puñalada de desdenes,
el abandono o la soledad?

El mundo es nuestra obra,
y la belleza sale de nuestros ojos,
y se posa feliz, en los pedruscos
más grises del camino.
Seguiremos creando muros contra diamantes,
enjambres de palabras o nubes o silencios,
muertes o bienvenidas.
Tenemos la palabra,
como decir los mundos.

Julieta Dobles
De su libro: POEMAS PARA ARREPENTIDOS

jueves, 15 de julio de 2010

ACROBACIAS MENTALES

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Maripolius



Os quería contar, ya sabéis: intimidades
sobre el eco terrestre de nuestros desvaríos,
cuando aparecen las alas de Dios
y nos dicen, antes de entrarle de lleno a la vida,
la razón infantil de algunos besos eváticos.

Vez, como todo lo que tengo, ofrezco:
acrobacias mentales de la noche irisada,
caricias de un diciembre que acuna su alma inquieta,
los pensamientos que duermen su orgullo
en el aburrimiento de la noche.
Sí, ya sabéis, esa noche que siempre viene
cargada con antiguas historias por vivir.

Os quería contar y os voy a contar
los matices del sí desnudo,
ese que sube al cielo de algunas tempestades
y vuelve, y vuelve como sentencia o sumisión.

Os quiero contar los motivos
que tiene un ángel
para marcar su rastro
con triste vocación de muchedumbre:
solo quemar su anciana arborescencia.