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miércoles, 3 de mayo de 2017
INVIDENCIA
Se me rompieron
los domingos de mayo,
sin más ni más, las flores
y vidrios del valor,
las gafas con las que veía
la espalda del oráculo.
Mírame. Sea cual sea tu puerta
abierta en la retina
de un ayer rebosante. Mírame.
Busca, cuando se cierre
la mística del bosque
tenazmente estío necesario,
esa quietud de los misterios
que jamás se fingen,
la voz del corazón,
la que nunca se ha visto
Con la facilidad que tienes para olvidarme,
pienso llorar de tanta risa
más allá del poder de la luz
enferma de alzhéimer
En el incendio donde acaba
tu desnudez, comienza el dramatismo
de las gafas que cubren
mi sombra en hora punta.
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