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miércoles, 10 de octubre de 2012

LA INMORTAL REFLEXIÓN DE UNA OCURRENCIA





A veces nos sucede que al margen del incendio,
existen otras manos que tienen vocación de ajedrecista,
de sombras al galope de algunas mansedumbres
de camellos que beben whisky con piano y Coca Cola.

Sí, la verdad de la leyenda urbana
es una fruta que se licua
en esas Minipimer de la noche,
que se entrega y se bebe sin manual,
que me despista y nos despista siempre.

Mi deber es decir los desaciertos.
Vestir la fiesta en hora punta,
disimular con perfumes
las diferencias que hay entre nosotros.

Es conveniente
que escriba con el humo
del tabaco de liar,
la óptica blanca del lenguaje,
el estrépito de las plumas
detrás de los estores
la inmortal reflexión de una ocurrencia.

Sí, a veces se produce en la noche ese sonido
exacto e impertinente del amor,
ese donde, sin duda, nace todo
con un tic-tac de ochenta o noventa años
de abstinencias de sombras
de un dios ocupadísimo.

2 comentarios:

  1. Amigo, llego hasta aquí a través de "La Fragua..." donde leí uno de tus excelentes poemas. Llegué y aquí me quedo, es un placer merodear por donde hay buena poesía. Te invita a que pases por mi casa virtual: http:inprontaenlasdunas2.blogspot.com
    También espero seguir encontrándonos en la casa común: "La Fragua..." Un abrazo.

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  2. Un placer Andres. Gracias por tus palabras, nos leemos

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